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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 21 de julio de 2011

Cortina de humo

David Goméz Salas


Les voy a contar exactamente los hechos. Lo haré de manera precisa pues soy testigo ocular.
Para no hacerla de emoción, empezaré el relato. Incluye a dos mujeres y un hombre que “se hizo pato”

Recuerdo que en una ocasión, afuera de una alberca, estaba.
Y llamó mi atención la familia que llegaba.
Era un señor tranquilo, como cuarenta años, calculo.
Caminaba muy seguro y usaba lentes oscuros.
La esposa era más joven, jugaba con agilidad. Imagino que deportista era, corría con velocidad.
Su hija, una linda niña, más o menos de cinco años, a su mamá sonreía y daba brincos de alegría.
La señora muy segura a la alberca se tiró, unos cuantos metros nadó y a la orilla regresó. Cuando flotaba en el agua, en el muro se apoyaba.
Y para compartir su gozo a nadar, invitó a su esposo
Como el esposo no se animó, llamó a su tierna hija. Y le dijo algo al oído, que a la niña le encantó. Papá, dijo la niña: voy a meterme a la alberca, sobre mi mamá montaré, así también yo nadaré.
El esposo, fuera del agua a la señora preguntó: ¿Estás segura, mi amor? ¿No sientes algún temor? Ella respondió: La meta es la escalera, hacia ella nadaremos, con sólo tres brazadas la meta, alcanzaremos.
Él agregó temeroso: ¿Podrás nadar con su peso? Yo lo veo peligroso. La señora se había propuesto nadar con la niña en la espalda, le parecía divertido y dijo con alegría:
Ayuda a tu hija, querido. Para que suba a mi espalda.
La señora creyó estar lista, cuando su niña querida, quedó a ella adherida. Estaba la niña bien montada. A su madre, del cuello abrazaba, prácticamente la ahorcaba.
Y para estar más segura, la cintura de su madre con las piernas, apretaba.
Cuatro metros nadaremos. Será fácil, es poca cosa, rápido los cruzaremos, pensó la señora graciosa. El papá dio la señal. En sus marcas, listos, ¡fuera!
La señora empezó a nadar, a mostrar lo fuerte que era. Alegre la señora nadó, pero no pudo con el peso. Sólo un metro avanzó y con la hija se hundió.
Observé que al esposo las rodillas le temblaron. No se arrojó al agua, sus piernas se rebelaron. Permaneció fuera de la alberca. Imagino que esperaba, que su esposa, con su esfuerzo, ella misma se salvara.
Yo tenía visor y aletas, así que al agua me tiré. En el sitio que se hundieron rápido al fondo llegué; y de inmediato observé: Que la mamá estaba dispuesta a realizar un acto de heroísmo, ascender con la hija a cuestas ó ahogarse con ella, ahí mismo.
Qué grande es el amor maternal, no hay amor que más valga. Pues esta mamá angelical, a pesar del gran peligro, mantuvo a la niña en su espalda.
Tomé a la hija, primero y la lancé a la escalera, después tomé a la mamá y también la aventé a la escalera. Llegaron a la meta, de esta ruda manera.
Salí a la superficie del agua y observé algo muy curioso: el señor flaco miedoso (Me refiero al esposo) ahora, estaba furioso
Para ocultar su cobardía, gritó mil groserías.
A su esposa acusaba. Por culpa de ella, decía: su hija casi se ahogaba.
Fue lógica esta reacción, por una simple razón, lo que realmente él quería, era que ella no recordara que cuando casi se ahogaban, él de miedo, se moría.

Fin


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