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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 4 de julio de 2011

"Ventana abierta"


Por una sonrisa


Hace dos años nació en España una fundación que tiene por intención la de encender una sonrisa grande en el rostro de un niño enfermo, tan enfermo que transita por un viaje del que no hay retorno posible.
Esta fundación se acerca al dolor infantil con respeto y pudor. No busca sentimentalismos -comenta Alejandra Vallejo Nájera-  tampoco anhela procesar bonitas piruetas que aporten fama o intente aclarar al mundo lo que es, por su propia naturaleza, inexplicable. Simplemente contempla el quebranto de una vida breve con delicadeza y realismo, sabiendo que cada uno de sus niños, soporta, desde hace largo tiempo, demasiado sufrimiento, y a ellos, sólo a ellos, escucha y atiende.

Cuando se pasan horas junto a enfermos terminales, cuando se les escucha de verdad, se percibe que ellos conocen lo próximo que está su final, y también que tienen muy claro lo que desean hacer. No se trata, curiosamente, de antojos complicados o de caprichos inalcanzables. Al contrario de lo que anhelan muchas personas en buen estado de salud, cuyas prioridades suelen edificarse según metas de tipo material, los niños gravemente enfermos comparten el empeño de alimentar afectivamente su más preciada posesión: el poco tiempo que les queda.

Cada uno escoge vivir una experiencia lo más significativa posible, capaz de dejar honda huella en sus emociones y en las de sus seres queridos.
Jaime, por ejemplo, eligió salir del hospital para estar en casa con sus padres, con sus juguetes, su hermano y su perro.
Aunque durante la estancia hospitalaria recibió todo tipo de mimos, lo que Jaime deseaba por encima de ninguna otra cosa era abrir los ojos y ver los de su madre, oler su dormitorio, volver a percibir los ruidos de su hogar; en definitiva, sentirse en paz.

Cristina solicitó regresar a la escuela para celebrar su cumpleaños. Quería sentir de nuevo el placer de jugar, aunque fuese brevemente, con sus compañeros; oir otra vez el zumbido de una fiesta, ponerse su vestido favorito, notarse reina entre los de su clase, percibir el calor de una alegría compartida con quienes ya no podía compartir pupitre.

La Fundación, como tantas otras Fundaciones de carácter humanitario, se enfrenta a un reto generoso y valiente.
Lo hace con el máximo respeto y serenidad, sin olvidar que su meta fundamental es la de levantar una sonrisa en el rostro de quienes más lo merecen. Actúa como catalizadora para compartir y satisfacer una esperanza, para acompañar un sueño y para lograr la conquista del último anhelo.


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