"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de
cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas… el que por mí entrare, será
salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos… yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia.
Juan 10: 7, 9-10
Yo soy la puerta (3)
Jesús nos dice que él es la puerta, la puerta
de las ovejas; si deseamos acercarnos a Dios, estar seguros “en el redil”, al
abrigo del juicio que merecemos, la única solución es creer en él. Jesús mismo
dijo: “El que por mí entrare, será salvo” (Juan 10: 9). “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4: 12).
Eso no significa que las ovejas deban
permanecer siempre en el redil, que no puedan ir a comer la hierba de los
prados, sino todo lo contrario: el que cree en él “entrará, y saldrá, y hallará
pastos” (alimento). Jesús es a la vez nuestra libertad y nuestra seguridad, el
que nos acompaña cada día y a quien podemos ir en todo tiempo.
Jesús es nuestra libertad: en efecto,
la ley dada en otro tiempo por Dios a Moisés era buena, pero ella solo podía
obligarnos y condenarnos. Demostró la pretensión y la incapacidad de los que
decían: “Todo lo que Dios ha dicho, haremos” (Éxodo 19: 8). “Por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3: 20).Pero los cristianos ya no estamos sometidos a una ley, pues “la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1: 17). La fe en Jesús nos dio una vida nueva, cuyo objetivo es agradar a Dios.
Jesús también es nuestra seguridad, pues
el pastor cuenta sus ovejas a la entrada y a la salida del redil. Si una oveja
se aleja o se pierde, él la busca hasta encontrarla (Lucas 15: 3-6).
(continuará el próximo martes)
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