Vigilia en la noche: contenido y espíritu
(Santa Teresa. 7ª morada)
Tan pequeño se sentía, tan reciente su caminar.
Un riachuelo que no era más que agua en movimiento, campo a través, sin prisas por llegar a donde ni siquiera conocía.
Quizás al mar. Quizás.”
1. En el origen, la fuente
“Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas…”
Gn1, 2“Al principio ya existía la Palabra y la Palabra se dirigía a Dios y la Palabra era Dios.” Jn1, 1“Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé semilla al sembrador y pan para comer, así será mi Palabra…” Is55, 10“Le dice la mujer: -Señor, no tienes cubo y el pozo es profundo, ¿de dónde sacas agua viva?” Jn4, 11 ““ … el agua que yo le dé se convertirá dentro de él en fuente de agua que brota dando vida eterna” (Jn 4,14)
2. En el camino, el río
“Del zaguán del templo manaba agua (…) El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia levante. Midió quinientos metros, y me hizo atravesar las aguas: ¡agua hasta los tobillos! Midió quinientos metros, y me hizo cruzar las aguas: ¡agua hasta las rodillas! Midió otros quinientos, y me hizo pasar: ¡Agua hasta la cintura! Midió otros quinientos: era un torrente que no pude cruzar, pues habían crecido las aguas y no se hacía pie.” Ez47, 1.3-5“Le dice Jesús: -Yo soy el camino, la verdad y la vida.” Jn14, 6“Me mostró un río de agua viva, brillante como cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza y en los márgenes del río crece el árbol de la vida…” Ap. 22, 1-2
3. En el final, el mar
“Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: -Boga mar adentro y echa las redes para pescar” Lc5, 4“El se despertó e increpó al viento y al oleaje; cesaron y sobrevino la calma. Les dijo: ¿Dónde está vuestra fe?” Lc8, 24-25“Todos los seres vivos que bullan, allí donde desemboque la corriente tendrán vida, y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.” Ez47, 9“Al oír Pedro que era el Señor, se ciñó un blusón, pues no llevaba otra cosa, y se tiró al agua.” Jn21, 7
Con una sonrisa, el mar le respondió: «Entra y compruébalo tú misma».
Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella.
Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: «¡Ahora ya sé quién soy!»…..
Tomado del libro El canto del pájaro, de Anthony de Mello
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