"Ventana abierta"
La Buena Semilla
(Jesús dijo :) He aquí, yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y
él conmigo.
Apocalipsis 3 : 20
Nuestra comunión verdaderamente es con el
Padre, y con su Hijo Jesucristo.
1 Juan 1 : 3
La comunión
Tomar una cena con alguien supone que hay una
amistad, un deseo de intercambiar, de compartir alegrías y preocupaciones.
Jesús quiso compartir con sus discípulos una última comida antes de sus
padecimientos en la cruz (Lucas 22 : 15). Esa última “cena” es mencionada en los cuatro evangelios.
Aquella noche el Señor instituyó la Cena -el pan y la copa- que deseaba
compartir con sus discípulos antes de ser crucificado.
Veamos la actitud del Señor hacia los suyos, a
quienes amaba. Desde su llegada, él, el Maestro, se humilló. Lavó los pies a
cada uno para que se sintiesen bien en su presencia. Simpatizó con todo lo que
les preocupaba, como si dijese : Conozco el poder de Satanás, la traición de
Judas, la debilidad y el amor de cada uno… Y añadió : “No se turbe vuestro
corazón”. “Confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 14 : 17 ; 16 : 33). Cenar con Jesús significaba beneficiarse de
sus maravillosas compasiones.
Pero Jesús tenía otro objetivo : compartir sus
pensamientos con sus discípulos, a quienes llamaba “amigos”, “hijos”. Les habló
de la casa del Padre, de su comunión con el Padre ; les anunció la venida del
Espíritu Santo que estaría siempre con ellos (lea Juan 13 a 17).
Todos los que reciben al Señor hallan a alguien
que los anima en todas las circunstancias. Al mismo tiempo los introduce en la
esfera de sus intereses por Dios y por todos los creyentes, es decir, su
Iglesia. Así somos llevados a tener comunión con el Padre, con el Señor y con
los suyos.
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