"ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA LA MEMORIA DE LOS SANTOS JOAQUÍN Y ANA, PADRES DE LA VIRGEN MARÍA
Hoy celebramos la memoria
obligatoria de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima
Virgen María y patronos de los abuelos.
Siempre que celebramos esta memoria, muchos me preguntan en qué parte de
la Biblia aparecen los nombres de Joaquín y Ana. La contestación es que los
nombres de los padres de la Santísima Virgen María no surgen de las Sagradas
Escrituras; surgen de la santa Tradición de la Iglesia, que junto con las
Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, forman las tres columnas
sobre las cuales descansa la doctrina de la Iglesia Católica.
La tradición sobre los padres de Santa María se recoge, en parte, en los llamados “evangelios apócrifos”, especialmente el Protoevangelio de Santiago, el Evangelio del Pseudo-Mateo y el Libro sobre la natividad de María, este último atribuido a san Jerónimo. En todos se narra la intervención divina en la concepción de María en el vientre de su madre Ana que era estéril (relacionado con el dogma de la Inmaculada Concepción), su consagración y vida en el Templo durante su niñez, su desposorio con José y cómo este fue escogido por Dios para ser su esposo (incluyendo el porqué de la vara florecida que aparece en sus imágenes), los detalles del parto de María, así como otros eventos que conocemos, con cierto grado de licencia poética de los autores. Esto último es lo que hace que los evangelios apócrifos no se consideren “inspirados” y por tanto fueran excluidos del “canon” o índice oficial de libros del Nuevo Testamento.
Esta tradición sobre
San Joaquín y Santa Ana también forma parte de la doctrina del Islam, y se
recoge, no solo en su tradición, sino en su libro sagrado del Corán. El Corán dedica uno de sus
primeros libros (Sura 3) a la familia de Joaquín, a quien llaman Imrán, en árabe. Otro libro del
Corán (Sura 19) se dedica en su totalidad a la Virgen María y lleva su nombre.
Aunque el Corán no menciona por nombre a Ana, la mujer de Imrán, la tradición
islámica la llama por ese nombre.
Como quiera, en ambas tradiciones se venera a Joaquín y Ana como personas
que supieron alabar y adorar a Dios en medio de la tribulación, en medio de la
desesperanza causada por la esterilidad y toda la connotación negativa que eso
tenía para los judíos; y el Señor los premió con una hija. ¡Y qué hija!
Hoy, al celebrar la memoria de los santos Joaquín y Ana, pidamos al Señor que acreciente en nosotros las virtudes de la fe y la esperanza, de modo que podamos aceptar y cumplir la voluntad del Padre como lo hicieron estos santos y su Hija Santa María.
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