"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Me alegré en tu salvación.
1 Samuel 2:1
Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros;
estaremos alegres.
Salmo 126:3
Su nueva felicidad
Manuel acababa de enterarse de que a su madre
le habían diagnosticado un cáncer fulminante… ¡Qué golpe tan fuerte, qué
terrible dolor!
“Mi madre va a morir y no puedo ayudarla, no
puedo decirle nada que la consuele”. En medio de su desesperación clamó a Dios,
a quien no conocía: “Te necesitamos. Si existes, revélate a mí”.
Algunos días después Manuel se encontró con un
cristiano; este le habló de Jesús el Salvador, quien nos libra de nuestra
miseria moral y quiere calmar nuestro dolor. También evocó sus misericordias,
la esperanza que tiene el creyente de estar pronto con el Señor eternamente, en
la casa del Padre en la que todas las lágrimas serán secadas y donde no habrá
más muerte (Apocalipsis 21:4).
¡Qué maravilloso descubrimiento en medio de su
dolor! Manuel creyó y aceptó a Jesucristo como su Salvador personal. Enseguida
quiso compartir su nueva felicidad con su madre. Le habló con convicción y esto
interpeló la conciencia de su madre. Entonces vio cómo Jesús llenaba su corazón
de paz.
La enfermedad se llevó a esa amada madre pero
el buen Pastor la tomó en sus brazos. Manuel testificó emocionado: “Apenas me
atrevo a decirlo, pero los últimos días que pasé con mi madre fueron los más
bellos de mi vida. ¡Teníamos algo tan grande para compartir! Jesús había
llenado nuestros corazones de un amor y una paz que es imposible describir”.
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro
pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1). Cristo Jesús hizo “la paz
mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).
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