"Ventana abierta"
La Buena Semilla
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la
polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos
tesoros en el cielo.
Mateo 6: 9-20
¿Qué tipo de riquezas?
A menudo, abrumados por el gran número de
actividades diarias, corremos el riesgo de olvidar que el tiempo es un bien
precioso que se va inevitablemente. Nuestra vida es un poco como la llama de
una vela que se enciende cuando nacemos y luego se consume. Cada día nos acerca
al momento en que se apagará. Todo lo que tenemos está condenado a desaparecer
en un futuro más o menos cercano. Tendremos que decir adiós a los bienes
materiales, a las competencias, a la reputación… ¡La muerte nos hará dejar para
siempre este mundo de seres y de materia! Y debemos reflexionar en ello…
Entonces, ante este plazo, ¿cómo emplear con
sabiduría la vida que nos fue dada, antes de que se consuma totalmente? La
Biblia declara que “las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven
son eternas” (2 Corintios 4:18).
La Palabra de Dios también distingue dos tipos
de riquezas, y es fundamental conocer qué las diferencia.
Las riquezas terrenales, las que se ven, son
pasajeras: el dinero, el éxito en todas sus formas, pero también una vida larga
sin mayores problemas, una buena salud, una familia…
Las riquezas espirituales, que no se ven, son
permanentes: el perdón de Dios, la seguridad de la salvación, la vida eterna,
el hecho de que Dios nos adoptó como sus hijos gracias a la obra de Jesucristo
su Hijo.
La verdadera sabiduría consiste en buscar estas riquezas, que conservan su valor durante la eternidad.
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