"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga.
Isaías 1: 5-6
Clamaron al Señor en su angustia, y los libró… Envió su palabra, y los sanó.
Salmo 107: 19-20
Nuestra historia y la suya
“En la Biblia hay historias raras e incluso duras”, decía alguien a quien había aconsejado leerla.
Es cierto, en el Antiguo Testamento, sobre todo, hay muchas historias que no son hermosas, sino tristes y reprensibles. Pero si no estuvieran escritas, la Biblia no sería verdadera. La Palabra de Dios muestra a los hombres tal como él los ve, sin esa máscara hipócrita detrás de la cual se esconden tan a menudo. Asesinatos, adulterios, violaciones, alcoholismo, idolatría, mentiras, traiciones… ¡No se nos esconde nada, para que no nos hagamos ninguna ilusión sobre las profundidades de maldad del corazón humano! Dios, quien siempre nos dice la verdad, nos invita a reconocernos en el retrato poco halagüeño de ciertos personajes cuyo comportamiento él condena. Incluso cuando se trata de sus siervos, no pasa nada por alto.
¡Y el relato más terrible de la Biblia, el que mejor revela el estado de rebelión del hombre contra Dios, es el del crimen que los hombres cometieron contra su Hijo, quien vino a la tierra para mostrarnos su amor! En este contexto desesperadamente sombrío surge la historia pura y sin mancha de Jesús, tal y como los evangelios nos la cuentan. El contraste entre sus actitudes, sus palabras, sus sentimientos, y los nuestros, brilla en cada paso de su vida aquí en la tierra. ¡Esta maravillosa historia eclipsa la miserable aventura de la humanidad, y nosotros la leemos con adoración!
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