"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Todas las veces que comiereis este pan, y
bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
1 Corintios 11:26
(Jesús dijo :) Haced esto en memoria de mí.
Lucas 22:19
Deber de recordar
Muchos lugares nos invitan a perpetuar el
recuerdo de personajes célebres o de grandes eventos, a menudo trágicos, de
nuestra historia.
Para los cristianos existe un memorial mucho
más importante todavía, pues evoca un sacrificio único, un evento sin igual en
la historia de la humanidad : “la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una
vez para siempre” (Hebreos 10:10). Ningún hombre pudo pasar por un
sufrimiento moral comparable al de Jesucristo. Abandonado por Dios, él, el
único hombre inocente, sufrió en la cruz la condenación que merecían los
pecados de todos los que aceptan la salvación.
Jesús mismo instituyó ese memorial de sus
sufrimientos y de su muerte : la Cena dominical (1 Corintios 11:24). El pan y
la copa recuerdan a los creyentes lo que el Señor hizo por amor a ellos. El pan
recuerda tanto su cuerpo “dado” por ellos como la unidad de su cuerpo
espiritual, formado por todos los verdaderos cristianos. “Siendo uno solo el
pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de
aquel mismo pan” (1 Corintios 10:16-17; 11:24).
La copa
de la Cena del Señor habla de su sangre derramada (Mateo 26:27-28) y de
las bendiciones que de ella emanan para el creyente.
Cristianos, ¿hemos respondido al deseo que
nuestro Salvador expresó “la noche que fue entregado? ” Cuando participamos en
esa cena recordamos “la muerte del Señor… hasta que él venga” (1 Corintios
11:23-26).
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