"Ventana abierta"
El cirujano
Cuentos con moraleja del Padre Lucas Prados
— Mañana por la mañana abriré tu corazón - le explicaba el cirujano a un niño.
Y el niño interrumpió:
— ¿Usted encontrará a Jesús allí?
El cirujano se quedó mirándolo, y continuó:
— Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.
— Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí?, -volvió a interrumpir el niño.
El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados tranquilamente.
— Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu corazón abierto.
— Pero, ¿usted encontrará a Jesús en mi corazón?
— La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí.... ¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón!
El cirujano pensó que era suficiente y le explicó:
— Te diré qué encontraré en tu corazón. Encontraré músculo dañado, baja respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos. Y aparte me daré cuenta si te podamos ayudar o no.
Y el niño respondió:
— ¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempre está conmigo.
El cirujano no toleró más los insistentes comentarios y se fue. Se sentó en la mesa de su despacho y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía:
— Aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardíaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable. — Terapia: analgésicos y reposo absoluto. — Pronóstico -tomó una pausa y en tono triste dijo-: muerte dentro del primer año. Entonces detuvo la grabadora.
Pero, tengo algo más que decir:
— ¿Por qué? -preguntó en voz alta– ¿Por qué hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?
De pronto, Dios, nuestro Señor le contestó:
— El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad. Aquí en el cielo, en mi rebaño sagrado, ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera. Sus padres un día se unirán con él; conocerán la paz y la armonía todos juntos en mi reino, y mi rebaño sagrado continuará creciendo.
El cirujano empezó a llorar terriblemente; pero sintió aún más rencor, pues no entendía las razones. Y entonces replicó:
— Tú creaste a este muchacho, y también su corazón ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?
El Señor le respondió:
— Porque es tiempo de que regrese a su rebaño; su tarea en la tierra ya la cumplió. Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador. Así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que ayudara a mi oveja perdida a regresar.
El cirujano lloró y lloró inconsolablemente.
Días después, luego de practicar la cirugía, el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico. El niño despertó y murmurando rápidamente preguntó:
— ¿Abrió mi corazón?
— Sí -dijo el cirujano-.
— ¿Qué encontró? -preguntó el niño.
— Tenías razón, encontré allí a Jesús.
Dios nunca crea o toma una vida en vano. Siempre tiene un profundo motivo y que no es otro sino el amor. En muchas ocasiones los hombres no “entendemos” ni “aceptamos” los planes de Dios; es entonces cuando nos rebelamos contra su voluntad. Si tuviéramos un poco más de fe, sabríamos que Dios siempre tiene una razón para todo; aunque Él no está obligado a comunicarla, y esa razón es lo suficientemente importante para justificar su modo de actuar. Si así lo hace es para nuestro bien, o para el bien de otra persona. De eso podemos estar totalmente seguros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario