"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
Comentarios a la Palabra de Dios
DOMINGO III (T. ORDINARIO)
-
CONVERTIOS Y CREED LA BUENA NOTICIA -
Jon. 3, 1-4.10
1
Por segunda vez fue dirigida la palabra de Yahveh a Jonás en estos términos:
2 «
Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad y proclama el mensaje que yo te diga.
»
3
Jonás se levantó y fue a Nínive conforme a la palabra de Yahveh. Nínive era una
ciudad grandísima, de un recorrido de tres días.
4
Jonás comenzó a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino proclamando: «
Dentro de cuarenta días Nínive será destruida. »
5
Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal
desde el mayor al menor.
10
Vio Dios lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta, y se
arrepintió Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo.
- Esta lectura relata la predicación
de Jonás en Nínive y la conversión inesperada de esta
gran ciudad. Se trata de un relato parabólico, redactado por un autor del S. V
que meditaba sobre las profecías de Jeremías. Jonás es enviado a Nínive para
que proclame allí el próximo castigo. No va a salvarlos, sino a prepararlos
para recibir el castigo. Pero Jer. 18, 7-8, ha puesto de manifiesto que Dios
puede “arrepentirse” del castigo que ha decidido si ve que el hombre se
convierte (Jer. 26, 3, 13, 19; 42, 10).
Esta doctrina debió de llamar la atención del autor del
libro de Jonás, que hace con ella una parábola, aunque va más lejos
que Jeremías puesto que a sus ojos, el rey de Nínive (un pagano) se arrepiente
(3, 5-8), mientras el rey de Judá rechaza el arrepentimiento (Jer. 36, 24).
- Hay expresiones paralelas que confirman que
esta narración es un comentario de Jer.:
- “hombres y animales” (3, 7-8; Jer. 8, 20; 21, 6; 27. 5)
- “desde el más grande al más pequeño” (3, 5; Jer. 5, 4-5; 6, 13)
- “el furor de su ira” (3, 9; Jer. 4, 8.26; 12, 13; 25, 37-38)
- Las decisiones adoptadas por Dios
contra las naciones paganas pueden ser revocadas gracias a su conversión.
Era una enseñanza nueva, porque hasta entonces los judíos estimaban que las
maldiciones de los profetas sobre las naciones eran inevitables y que sólo los
decretos contra los judíos podían ser considerados. Por otra parte, Jonás no
admite esta visión de las cosas y su espíritu particularista se levanta contra
el perdón concedido a Nínive (Jon. 4).
- El autor va más lejos hasta conseguir avergonzar
a los judíos de su tardanza en convertirse (Jer. 7, 25-26; 25, 4; 26,
5), mientras Nínive se convirtió desde el primer momento.
I Cor. 7, 29-31
29
Os digo, pues, hermanos: El tiempo es corto. Por tanto, los que tienen mujer,
vivan como si no la tuviesen.
30
Los que lloran, como si no llorasen. Los que están alegres, como si no lo
estuviesen. Los que compran, como si no poseyesen.
31
Los que disfrutan del mundo, como si no disfrutasen. Porque la apariencia de
este mundo pasa.
- Los Corintios le formulan a S. Pablo un
asunto sobre el matrimonio y su consumación y el Apóstol maravillosamente hace
unir ambas cosas: anunciar la vocación del hombre que sobrepasa todo lo humano
y hacer justicia a las realidades del hombre.
- Aquí dirige su mirada S. Pablo hacia lo que
tiene validez universal, más allá de las preguntas inmediatas.
(v. 29) - “El tiempo de que
disponemos es breve” sólo
cabe pensar aquí en la creencia de que el fin del mundo era ya inminente. A
pesar de haber sido pronunciados en ese contexto conservan hoy validez. Desde
la venida del Hijo del Hombre, el mundo se encuentra bajo otros signos:
se halla situado entre la 1ª y 2ª venida, algo así como la frase “el tiempo es breve”. Los casados no deben estar sometidos a sus relaciones
conyugales, que no puedan ya vivir sin ellas. Formula aquí un principio válido
y fundamental en el cristianismo, por encima de todas las situaciones
concretas, es el elemento nuevo del ser cristiano.
(v. 30) -
E ilustra esto con nuevos ejemplos, los que por la razón que fuere sienten
siempre en sí las angustias de la existencia humana. A nadie prohíbe las lágrimas,
él las ha derramado en varias ocasiones (Rm. 12, 15; Fp. 3, 18), ni a los felices,
su alegría. Ambas cosas son humanas. Pablo no es un estoico que tienda a la
imposibilidad humana. Las lágrimas y la alegría mantienen una tendencia entre
presente y futuro, invitación a superar para que se permita la entrada -en la
fe y la esperanza- en el futuro prometido.
- “Los que compran” (Corinto era ciudad mercantil en donde también los
cristianos habían de tener espíritu comercial y afán de ganancia). Pablo no se
lo prohíbe, pero deben de adoptar una libertad activa y eficaz.
(v. 31) - “Los que usan las cosas
del mundo”, lo
que abarca la vida ciudadana, con su refinada cultura y las múltiples
relaciones. Si “las
cosas no marchan” en
nuestros negocios, etc. ¿no será lo que dispone la Providencia para que caigamos
en la cuenta de que “sólo una cosa es necesaria”?. Aquel que se ha situado en el Reino de Dios no se
aferra a ningún bien de este mundo que pasa. ¿No trabaja el cristiano demasiado para sí mismo y los
suyos y no se ocupa de los necesitados?.
- Hoy se pasa de una alta valoración del
matrimonio a la desestima de la virginidad voluntaria, la
valoración de la libertad, descrédito de la obediencia voluntaria;
mucho contacto con los bienes e infravaloración de la pobreza
voluntaria.
- Esto coincide con los consejos
evangélicos. No todos son llamados a vivir en radicalidad la pobreza y la
castidad, pero todos han de tenerlas en algún grado, pues para todos es el
sermón de la montaña.
Mc. 1, 14-20
14
Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena
Nueva de Dios:
15
« El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en
la Buena Nueva. »
16
Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón,
largando las redes en el mar, pues eran pescadores.
17
Jesús les dijo: « Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.
»
18
Al instante, dejando las redes, le siguieron.
19
Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano
Juan; estaban también en la barca arreglando las redes;
20
y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con
los jornaleros, se fueron tras él.
- He aquí el principio del ministerio
de Jesús en Galilea y la llamada a los primeros discípulos para
seguirle. Esta llamada se conecta de modo intrínseco y necesario con las
exigencias de conversión y de fe en el Evangelio (1,
15).
(v. 14) -
No se presenta Jesús como Juan en las cercanías de Judea y Jerusalén,
sino en Galilea, su patria chica. Nos da con esto Mc. un punto de
partida terrestre muy bien delimitado: hermosa franja de tierra, con la
superficie luminosa del lago, suaves colinas y cielo alto donde encaja bien la
alegre buena nueva de la salvación de Jesús, la que ofreció a los hombres
sencillos y pobres en su mayoría. He aquí una patria terrena para el Evangelio
y de aquí partirá después Jesús a Jerusalén, la ciudad santa, para sufrir allí
la muerte, más los discípulos tendrán orden de Jesús, después de la
Resurrección, de volver a Galilea, para ver allí en ese marco luminoso al Señor
glorificado (16, 7).
- Jesús también proclamaba como un “predicador”, pues el Evangelio no lega de otro modo a los hombres.
No es una doctrina al modo de exposición escriturística que hacían los doctores
judíos de la ley, ni una exposición filosófica que va a la razón e inteligencia
de los oyentes, sino un mensaje que Dios mismo transmite a
través de su portavoz en un momento histórico y con un contenido: “se ha cumplido el
tiempo; el Reino de Dios está cerca”. Tiempo de cumplimiento que evoca un tiempo de espera,
el que fue lleno con la voz de los profetas, portavoces del A.T. El tiempo de
la desgracia ha pasado y llega el de la gracia y la salvación bajo el signo del
amor y la luz de Dios (escatológico).
- El “Reino de Dios”, concepto con una larga historia: Dios domina como
rey, es la soberanía de Dios, que no está delimitada por ninguna región sino
que es un acontecimiento, la acción divina en marcha como anunciaron los
profetas para el “fin de los tiempos”. Y este Reino está cerca, pero no es su proximidad
medible en el tiempo. Dios ofrece la salvación de modo especialísimo:
curaciones, expulsión de demonios, perdón de los pecados, compasión por todos
los hombres. Es el Evangelio de Dios del que nadie queda
excluido, ni siquiera los transgresores de la ley y que se anuncia a los
pobres, es una luz de vida en medio de un mundo frío de odios y envidias, de
malicia y violencia. Pero si Dios otorga, espera una respuesta. Su compasión no
es debilidad, sino una llamada a una conducta semejante (12, 30s). Por ello, a
la voluntad salvadora de Dios sigue la exhortación a convertirse y a
creer en el Evangelio.
(v. 15) -
Convertirse es mucho más que “cambio de mente”, aunque esto se presuponga. También “penitencia” es poco. Conversión significa, según la imagen del
Antiguo Testamento, la vuelta atrás en el camino equivocado, retorno a Dios de
quien el hombre se ha apartado. Así pregunta Jer. 8, 8s., el máximo profeta de
la conversión en la antigua alianza. Renovación del corazón y vuelta a Dios en
pureza, humildad y confianza, que Dios disponga de su vida. Pero en Jesús,
además, conversión es creer en el Evangelio y la respuesta a
Jesús es acoger esta oferta de salvación con un sentimiento íntimo de alegría.
En la fe late una conversión vigorosa y de ésta en la fe brota
todo lo demás, como la confianza en Jesús y en las fuerzas
salvadoras que se hacen presentes en él (2, 5; 5, 34; 10, 52). También es
confianza en el poder salvífico de Dios (9, 23s), expulsión de toda duda o
zozobra (11, 23s), convencimiento de la proximidad de Dios en la persona de
Jesús (4, 40).
(v. 16) -
Jesús no se conforma con el anuncio, pasa a la acción y llama a unos
discípulos. Conversión y fe se realizan en el seguimiento de Jesús que
es la respuesta plena a su llamada. La llamada de estos cuatro primeros
discípulos, no sólo en el comienzo de su ministerio sino que tiene carácter
ejemplar y un significado teológico. La acción parte de Jesús.
- Cuatro elementos esclarecen el
suceso: 1º) La mirada de Jesús se clava en estos hombres y en
seguida los llama a sí (v. 20a); 2º) la llamada del enviado de
Dios, es una llamada de Dios mismo y es categórica y poderosa; 3º) cuando
Dios llama, no cabe titubeo; 4º) pero el contenido de la
llamada es ir detrás de Jesús y el discípulo entra en comunión
con el Maestro, en ideal y en vida.
(v. 17-20) - “Os haré pescadores de hombres”: deben capturar con Jesús a los hombres y deben estar
preparados hasta a llevar la cruz con Jesús (8, 34s.). También la reacción de
estos hombres es inmediata, abandonan trabajo, a
su padre, todo. Serán los hombres de confianza de Jesús, sus testigos,
ellos anunciarán al Reino y El los defenderá de los ataques de los judíos (2,
18s.23-28).
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