"ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez
(Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL CUARTO
DOMINGO DEL T.O. (B)
“Cállate y sal de él”. Y el espíritu “dando un
grito muy fuerte, salió”.
Continuamos adentrándonos en el Tiempo
ordinario. La figura de Cristo-predicador sigue tomando forma y, junto con
ella, se va revelando la divinidad de Jesús. El misterio de la Encarnación.
La primera lectura que nos ofrece la Liturgia
(Dt 18,15-20) nos prefigura la persona de Cristo: “Un profeta, de entre los
tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo
escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la
asamblea: ‘No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver
más ese terrible incendio; no quiero morir.’ El Señor me respondió: ‘Tienen
razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras
en su boca, y les dirá lo que yo le mande’”.
De ahí que a Jesús se le llame el “nuevo
Moisés”, ya que en Él se cumple a plenitud la profecía contenida en este
pasaje. Esto lo vemos más claramente en Mateo, cuyo objetivo es probar que
Jesús es el Mesías prometido. Por eso establece un paralelo entre ambos
personajes: Moisés y Jesús perseguidos en su infancia, Moisés y Jesús
ofreciendo un pan de vida, y Moisés y Jesús dando la Ley en una montaña.
En la lectura evangélica de hoy (Mc 1,21-28)
vemos el comienzo de la misión de Jesús. Lo encontramos entrando a Cafarnaún.
Apenas cuenta con cuatro discípulos, pero no espera, tiene que cumplir su
misión y sabe que tiene poco tiempo. Lo vemos predicando en la sinagoga (algo
no muy común en Jesús, que prefería hacerlo al descampado). Todos se
maravillaban de la autoridad con que exponía su doctrina, porque lo hacía, no
como lo escribas (que no aventuraban interpretar la ley a menos que su juicio
estuviera avalado por las escrituras), “sino con autoridad”. Otra muestra de la
divinidad de Jesús, quien había venido a dar plenitud a la Ley y los profetas
(Mt 5,17). Todos perciben que Jesús habla con una autoridad que viene desde el
interior de sí mismo y que solo puede venir del mismo Dios. Tal vez todavía no
tienen claro que Él es Dios, pero este episodio constituye el primer atisbo de
esa divinidad que se seguirá manifestando a través del Evangelio.
Y para que no quede duda sobre su “autoridad” y
su superioridad sobre todo, la Escritura nos presenta a un hombre poseído por
un “espíritu inmundo” que se encuentra con Jesús en la sinagoga. El espíritu
increpa a Jesús y, una vez más, Jesús habla con autoridad: “Cállate y sal de
él”. Y el espíritu “dando un grito muy fuerte, salió”. Todos estaban
asombrados, confundidos, y se decían: “¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad
es nuevo”. Y eso, que estamos apenas comenzando, es el primer día de
predicación de Jesús.
Y yo, ¿tengo claro quién es Jesús? ¿He sido
testigo de su poder? Cuando hablo de Él, ¿presento una imagen de “estampita”
sobre su persona, o soy capaz de presentar mi experiencia de la divinidad de
Jesús y cómo ha obrado en mí?
Que pasen un hermoso domingo, y no olviden
visitar la Casa del Señor, aunque sea de manera virtual.
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