"ventana abierta"
ESCULPIDA EN LAS MANOS DE DIOS
Isaías 49:16
He aquí que en las palmas de mis manos te tengo esculpida.
¡Qué hermosa declaración! Estamos esculpidos en
las palmas de las manos de Dios. Cuando alguien lleva algo esculpido en la
palma de su mano es para tenerlo continuamente presente y no apartarlo de su
vista ni de su mente ni por un solo instante.
¡Estamos esculpidos en la palma de la mano de
Dios y también en las palmas de las manos de Jesús! Si miramos las palmas de
las manos de Jesús, en cada una de ellas hay una llaga. Esa llaga y ese dolor
que Él soporto eres tú y soy yo. Esa llaga, ese agujero en la palma de la mano
de Jesús, es por nuestros pecados. Es la gran evidencia de su amor por
nosotros. Por esa razón El no nos puede olvidar. En Isaías 49:15-18 Dios nos da
una promesa de salvación. "¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho,
sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te
olvidaré. He aquí, en las palmas de mis manos, te he grabado; tus muros están
constantemente delante de mí. Tus edificadores se apresuran; tus destructores y
tus devastadores se alejarán de ti. Levanta en derredor tus ojos y mira: todos
ellos se reúnen, vienen a ti. Vivo yo--declara el señor-- que a todos ellos
como joyas te los pondrás, y te ceñirás con ellos como una novia."
¡Qué gran bendición! Ese es nuestro consuelo
ahora, el saber que en las palmas de Jesús estamos. Que esa llaga que tiene en
su palma significa que ya no estoy condenada a muerte, sino preparada para un
destino glorioso. ¡Qué agradecimiento pensar que estaba lejos de Dios y
condenada a muerte y ahora por su misericordia estoy grabada, horadada,
perforada en sus Manos y con un destino glorioso por delante!
¡Gracias mi Cristo! ¡Gracias por el sacrificio
que hiciste en la cruz del Calvario dejándote traspasar por mí! ¡Y gracias
porque, llevándome esculpida en tus manos estoy como un recordatorio de tu gran
amor con que me has cubierto, y de tu deseo de cuidar de mí por la eternidad.
Pero, aún así, ¡la eternidad será insuficiente para agradecerte tanto!
Kenia Castillo
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