"Ventana abierta"
Comentario al Evangelio
Hna. Macu Becerra O.P.
Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia
¿Cuántas veces has escuchado la parábola del buen samaritano? ¿Cuántas veces te
has identificado con cada uno de los personajes que aparecen en ella? Cada uno
de ellos tiene una enseñanza diferente, no hay una única moraleja, porque es
como sacar una foto de un paisaje depende del ángulo desde el que la tomes la
imagen será diferente aunque el paisaje sea el mismo.
Están los más “insignificantes” de la historia: el que fue atracado y los
ladrones, pero ellos tienen su propia cuota de pantalla, ya que uno iba solo
por el camino, por lo tanto ante los ladrones estaba en desventaja, llevaba
dinero, mercancía… o cualquier material que era goloso para los ladrones, sufre
las consecuencias de la maldad de aquellos que no respetan la vida de los
otros, estos representan a los que van buscando su beneficio sin tener en
cuenta el daño que pueden hacer a los demás.
El siguiente personaje es el sacerdote, alguien que ha elegido una vida de
servicio a los demás que transmite la Palabra de Dios y da testimonio de
entrega a la voluntad de Dios, esta es la teoría, pero su actitud no muestra
nada de esto, deja al hombre en el suelo y desvía su camino para no rozarse con
él.
Otro viene detrás, el levita, conoce muy bien la norma, la ley, la cumple a
rajatabla, tanto que no le da importancia al dolor de la persona sino a no
acercarse por miedo a incumplir alguno de los preceptos y contaminarse.
Llega después otro personaje, aquel que por ser de donde era no se esperaba que
ayudara al pobre hombre apaleado y al que habían robado, venía del “otro lado”
y se esperaba que siguiera de largo porque no era lo normal atender a quien no
era de su pueblo. Pero como nuestra justicia no es la de Dios, justo fue el que
se paró, socorrió y llevó al hombre a un lugar seguro, pagando todos los
gastos.
Hay otro personaje, el del hombre que lo acoge en la posada y se hace cargo de
él por encargo del samaritano, es verdad que lo hace sabiendo que cobraría lo
que gastara, pero sin comentarse nada se da por hecho que lo hará.
¿Con qué personaje nos identificamos más? ¿Hemos actuado alguna vez como el
sacerdote o el levita? ¿Nos caracterizamos por no mirar de dónde ni cómo es el
otro sino por ayudar y ya está?
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