"Ventana abierta"
Las manos feas
- Mamá – dijo César, mirando la cara de su
madre–, eres muy bonita y no hay en el mundo mamá más linda…, menos tus manos.
- No las mires, son tan feas – dijo la madre.
No puedo evitarlo… son manos enrojecidas y
llenas de cicatrices. ¡Oh, si fueran lindas como tu cara!
El papá, que había escuchado, llamó a César y
le dijo:
- Te contaré una historia.
Una noche, un niño dormía en su cuna. De
pronto, las cortinas de la cuna se quedaron envueltas en llamas. La madre
corrió y con sus delicadas manos apagó el fuego y salvó a la criatura. Pero sus
manos sufrieron tremendas quemaduras y…
El niño no esperó el fin del relato. Corrió a
arrodillarse junto a su madre y tomándole las manos cubiertas de cicatrices,
las besó repetidas veces, diciendo:
- ¡Mamá tus manos son las más hermosas del mundo!
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