"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
YO OS DIGO, CONVERTÍOS
1 En aquel mismo momento llegaron algunos
que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de
sus sacrificios.
2 Les respondió Jesús: «
¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos,
porque han padecido estas cosas?
3 No, os lo aseguro; y si
no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.
4 O aquellos dieciocho
sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más
culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén?
5 No, os lo aseguro; y si
no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. »
6 Les dijo esta parábola: «
Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y
no lo encontró.
7 Dijo entonces al viñador:
"Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo
encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?"
8 Pero él le respondió:
"Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor
y echaré abono,
9 por si da fruto en
adelante; y si no da, la cortas." » (Lc. 13, 1-9)
El velar y estar despiertos son actitudes propias de un
hijo de Dios, que está atento a las cosas de su Padre- Dios. No somos hijos del
mundo. Estamos en él, pero no somos de él, por tanto, no le pertenecemos ni le
debemos nada. Pero a Nuestro Dios y Señor Jesucristo se lo debemos todo: ¡la
vida, el habernos librado del pecado y de la muerte eterna!… ¡Le debemos el
habernos amado hasta dar su vida por cada uno de nosotros!… ¿Y qué más? … ¡Pues
Él lo es todo para nosotros! … Pero esto sólo será posible si nos “vertemos”
totalmente en Él… Que no es otra cosa la que nos pide Jesús: ¡Que nos
“convirtamos”!… Es su primer y más importante mensaje desde que comenzó su
predicación en nuestra tierra: “¡Convertíos, porque está cerca el Reino de los
cielos!”, ¡Que Soy Yo y mi Palabra de vida eterna!…
Instintivamente, pensamos que si a alguien le ocurre una
desgracia, es porque hizo alguna mala acción…! Y Jesús desmiente esta
creencia!: los accidentes fortuitos, como los judíos que murieron a manos de
Pilatos; o los dieciocho que fueron aplastados al caerse sobre ellos la torre
de Siloé, son avisos del cielo para hacernos pensar en nuestra vida y darnos
ocasión de convertirnos. ¡El alarmarse o el llevarse las manos a la cabeza o a
la boca, no arregla nada!… Lo que Dios quiere es un cambio de corazón: un volverse,
de una vez, al Señor y a los hermanos por el amor…
Dios es paciente y misericordioso, lo sabemos. Y “no
tarda en hacer justicia, como creen algunos, sino que espera como un padre” la
vuelta de su hijo perdido, para de nuevo poder abrazarlo, con la ternura con la
que Dios nos ama a cada uno…
Y Jesús sigue insistiendo en sus reclamos y cambio de
vida, ilustrando su Palabra con una parábola: “La higuera estéril”… Todos
escuchan con mucha atención porque saben bien de lo que les habla: la higuera y
la viña abundan en Palestina y ellas son muy cultivadas desde hace siglos...
Esta higuera, de la que nos habla Jesús, es una higuera que parece estéril:
lleva tres años sin dar fruto: “por sus frutos se conoce el árbol”. Así que, el
dueño de la higuera (Dios- Padre), le dice al viñador (Jesús): “arráncala,
¿para qué va a estar perjudicando el terreno?”. Y el Viñador le insiste al
Dueño: “¡no, déjame que la cave alrededor y le eche estiércol, a ver si da
fruto en adelante, si no, la puedes cortar!”… (¡La higuera, es la casa entera
de Israel!)…
Jesús trajo entre sus brazos la infinita paciencia de
Dios, que siempre espera… y mientras, amonesta y predica y quiere arrastrar, a
los hombres que ama, hacía su Corazón que no sabe sino amar y dejarse amar… ¿Es
que es tan fuerte la inclinación del hombre al mal, que una y otra vez se aleja
de donde está la fuente de su felicidad?… ¡He aquí el misterio de la libertad
del hombre que “hace lo que no quiere y lo que quiere, no hace”!…
¡Señor, no nos dejes que el Maligno nos arrastre al mal,
antes danos tu gracia, que es más fuerte que todo y que todos, y que ella
fertilice y haga fructificar nuestra vida!.
¡Que así sea, por tu Amor a mí!…
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