"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez
(Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL
VIGÉSIMO NOVENO DOMINGO DEL T.O. (A)
“¿De quién son esta cara y esta inscripción?”
Le contestaron: “Del César”.
“Pues pagadle al César lo que es del César y a
Dios lo que es de Dios”. Con esta frase lapidaria culmina la lectura evangélica
que nos propone la liturgia para hoy (Mt 22,15-21). Esta es una de esas frases
bíblicas que compiten por el premio a la más citada.
Los fariseos, molestos con la manera en que el
mensaje de Jesús iba socavando su base de poder político-religioso, decidieron
enviar unos discípulos de ellos junto a unos herodianos para tratar de
“entramparlo” y ver si fallaba para poder acusarlo.
Luego de adularlo (“Maestro, sabemos que eres
sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te
importe nadie, porque no miras lo que la gente sea.”), como preparando el
camino para luego propinarle la zancadilla, le formulan la pregunta: “¿Es
lícito pagar impuesto al César o no?” Una pregunta cargada, como todas las que
siempre le formulan. Si contesta que sí, se echa en contra al pueblo que
resiente la opresión política de parte del Impero Romano. Si contesta que no,
se echa en contra a las autoridades romanas o, al menos a las autoridades de
Herodes, quien actuaba como “monigote” del Imperio, y podían acusarlo de
revolucionario, sedicioso, que fue lo que eventualmente lograron (por ese cargo
le fabricaron un caso y lo condenaron a muerte).
Jesús, maestro del arte del debate, luego de
desenmascararlos pone al descubierto frente a todos su mala voluntad:
“¿Hipócritas, ¿por qué me tentáis”. Luego, utilizando su estilo habitual, pide
que le traigan una moneda y les contesta con otra pregunta: “¿De quién son esta
cara y esta inscripción?” Le contestaron: “Del César”. Es ahí cuando Jesús
replica con su frase lapidaria.
Jesús nos está dando una lección de civismo; Él
reconoce la necesidad de una autoridad civil, necesaria para que haya orden social,
y nos pide que cumplamos con nuestros deberes ciudadanos (en Mt 17,27 Jesús
manda a Pedro ir a pescar un pez, y le dice que pague el impuesto con la moneda
que encontrase en la boca del primer pez). Pero aprovecha para recordarnos que
no debemos mezclar ambos dominios. “Lo que es de Dios a Dios”.
La moneda que le muestran tiene una imagen
humana, la del César. Por eso el César recibe lo que le es propio. Pero aun el
emperador es imagen y semejanza de Dios, y su autoridad temporal proviene de
Dios, o es permitida por Dios (Cfr. Jn 19,11). Dios tiene su propia esfera
también, y esa esfera es prioritaria. Si bien no debemos mezclar ambos
dominios, tampoco debemos contraponerlos.
Por eso no debemos identificar la religión con
los intereses políticos, ni inmiscuir los intereses políticos en la religión.
El resultado es desastroso siempre. Crea una polarización en el pueblo en la
que quien único pierde es la religión, pues a los políticos poco les importa,
siempre que logren sus objetivos.
“Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios”.
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