«Yo no soy una criminal, no hice nada malo. He sido juzgada por ser cristiana. Creo en Dios y en su enorme amor. Si el juez me ha condenado a muerte por amar a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por él», le dijo a Bobi, que reproduce textualmente las declaraciones de Asia que guarda grabadas en su teléfono móvil.Oferta del juezSegún afirma Kamran, hace tres meses, en una visita a la Prisión Central de Sheikhupura, donde permanecía recluida a la espera de juicio, Bibi le confesó que el juez Muhamed Naveed Iqbal (quien dictó la sentencia) «entró en su celda y le ofreció convertirse al islam para salir libre. Asia le respondió al juez que prefería morir como cristiana que salir de la prisión siendo musulmana».
Desde que Bibi fue sentenciada a la pena capital el pasado 8 de noviembre y enviada a una celda de aislamiento en el corredor de la muerte, aún no ha recibido ninguna visita, señala Kamran, que espera poder visitarla en los próximos días, acompañando a Ashik Masih, esposo de la convicta. «Espero que se encuentre bien, a pesar de estar desmoralizada», anhela el abogado que describe a Bibi como «una mujer fuerte».En prisión si ver a su familiaCuando la visitó en la prisión de Sheijkupura, en varias ocasiones, Bibi siempre mostraba entereza. «Estoy bien, no te preocupes, me dan de comer en la cárcel. Incluso los carceleros me preguntan si quiero alguna comida en especial, dejarán que me la traiga mi esposo. Lo único que te pido es que reces a Dios por mí para que pueda salir pronto de la prisión. Echo mucho de menos a mis hijos, especialmente a mis dos niñas. Sólo pienso en abrazarlas y besarlas todo el tiempo desde que estoy en la cárcel. Quiero estar con mis hijas, eso es lo único que le pido a Dios», dice Kamran, evocando las palabras de ella en prisión.
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