Que las dificultades no nos detengan en el camino
sino que sean un motivo más para seguir buscando.
(Foto: Blog ishkarioth.com)
Queridos Reyes Magos, que, a decir verdad, no sé cuánto teníais de Reyes ni cuánto teníais de “Magos”. Yo prefiero llamaros “los tres hombres de la fe”. Dicen que llegáis cargados de regalos para los niños.
- Permitidme que os haga una petición:
A los niños regaladles un hogar caliente en el amor y el cariño de sus papás.
Y que no sigamos viendo a tanto niño abandonado, mendigando pedacitos de pobreza en las calles.
Que ellos puedan ser felices en este nuevo año con una nueva vida humana y digna.
Que nuestros niños puedan volver a sonreír porque han descubierto una rayito de esperanza.
Que nuestros niños puedan jugar con el balón y divertirse en vez de cargar con esas cajitas de dulces, de chocolates o caramelos.
Que todos nuestros niños puedan ir a la escuela y aprendan a leer y a escribir.
- Para los que ya dejamos de ser niños y nos consideramos adultos y maduros, yo os pido, no un regalo, sino muchos regalos:
Que todos aprendamos a descubrir esa estrella que nos guíe cada día al encuentro con el Niño de Belén.
Que tengamos la valentía de arriesgarnos por los caminos de la fe, aunque muchas veces, la oscuridad de la noche nos ponga a prueba.
Que tengamos la valentía arriesgarnos a salir de nuestras tranquilidades y lanzarnos a la búsqueda de la verdad y sobre todo a la búsqueda de Dios.
Que en los momentos de duda no nos echemos atrás, sino que sigamos buscando, preguntando.
Que tengamos la suficiente humildad para arrodillarnos ante el misterio que no comprendemos, y sepamos adorarlo.
Que sepamos aceptar que en la vida hay muchos caminos.
Uno el de ida y otro el de regreso.
Sobre todo, luego que hemos reconocido al Señor.
Que las dificultades no nos detengan en el camino sino que sean un motivo más para seguir buscando, pues el camino es más largo que las dificultades que encontramos en él.
Que cuando todo lo veamos oscuro no perdamos la esperanza de que mañana también amanecerá el sol.
Que cuando sintamos que nuestros problemas ya no tienen solución, sigamos creyendo que también para nosotros todo es posible cuando se ama.
Queridos tres hombres de fe: que los que no creen, encuentren la fe en su caminar.
Que los que decimos creer vivamos de nuestra fe con gozo y con alegría.
Y que nuestras vidas se conviertan en pequeñas estrellas que guíen a los demás hasta el encuentro con Dios y con la verdad.
¿Recuerdan aquel ciego que caminaba por la noche con el farol encendido? Alguien le preguntó para qué quería el farol si él era ciego.
Su respuesta fue muy sabia: Yo no veo pero puedo iluminar tu camino porque tú sí puedes ver.
P. Clemente Sobrado.
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