"ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL MIÉRCOLES DE LA VIGÉSIMA NOVENA SEMANA DEL T.O. (1)
Hoy, pidamos al Señor por nuestros obispos,
sacerdotes, diáconos y laicos comprometidos a cargo de los diversos ministerios
para que adquieran conciencia de que como mucho se les ha encomendado, mucho se
les exigirá; y que mientras más sirvan, mayor será su recompensa.
El Evangelio que contemplamos en la liturgia de
hoy (Lc 12,39-48) es continuación del que leíamos ayer y, de hecho, continúa el
tema de la exhortación a la vigilancia y al servicio como preparación para el
“regreso” inesperado de Jesús. Pero la tónica de hoy se sienta con la pregunta
de Pedro: “Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?” (v.41).
Después de haber invitado a la vigilancia a
todo cristiano Jesús centra su mensaje en aquellos “administradores” que el
“amo” a puesto al frente de su “servidumbre”, es decir a los pastores de la
Iglesia, que tendrán que rendirle cuentas cuando llegue el amo. “Al que mucho
se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”
(v. 48).
Esta parábola nos evoca el capítulo 34 de
Ezequiel cuando Yahvé, por voz del profeta increpa a los pastores de Israel por
haber descuidado el rebaño que se les confió: “¡Ay de los pastores de Israel
que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar el
rebaño? Pero ustedes se alimentan con la leche, se visten con la lana,
sacrifican a las ovejas más gordas, y no apacientan el rebaño” (vv. 2-4).
“Porque mis ovejas han sido expuestas a la depredación y se han convertido en
presa de todas las fieras salvajes por falta de pastor; porque mis pastores no
cuidan a mis ovejas; porque ellos se apacientan a sí mismos, y no a mis ovejas”
(v. 8).
Tal vez Pedro entendió que como él había sido
nombrado “persona a cargo”, “responsable” (Cfr. Mt 16,18), estaba seguro en su
“puesto”. De nuevo la naturaleza humana interponiéndose, creando esos
“fantasmas” del orgullo que se interponen entre nosotros y el verdadero
seguimiento de Jesús. Pero Jesús no vacila en derrumbar su falso orgullo. Le
dice todo lo contrario; mientras más responsabilidades se nos encomienden, más
estricto será el Señor al momento de exigirnos cuentas.
La tentación de utilizar, oprimir, e ignorar
las necesidades de aquellos que están bajo los que ocupan posiciones de
liderato o autoridad es grande. Las lecturas de hoy nos recuerdan que estos
deben practicar la justicia, convirtiéndose de ese modo en “esclavos” de esta,
como exhorta Pablo a los de Roma en la primera lectura (Rm 6,12-18): “…gracias
a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a
aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os
habéis hecho esclavos de la justicia”.
El que obra así, estará siempre preparado para
esa hora menos pensada cuando llegue el “Hijo del hombre”. Entonces podrá
decirle como dice el mismo Pablo a los de Corinto: “siendo libre de todos, me
he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda” (1 Cor 9,19).
Hoy, pidamos al Señor por nuestros obispos, sacerdotes, diáconos y laicos comprometidos a cargo de los diversos ministerios para que adquieran conciencia de la grave responsabilidad que conlleva su elección por parte del Señor, y que como mucho se les ha encomendado, mucho se les exigirá; y que mientras más sirvan, mayor será su recompensa.
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