"ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL VIERNES DE LA TRIGÉSIMA SEMANA DEL T.O. (1)
“Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer”…
La lectura evangélica
que nos propone la Liturgia para hoy (Lc 14,1-6) nos presenta a Jesús una vez
más curando en sábado. El lunes lo hacía en la sinagoga a favor de una
mujer que llevaba dieciocho años
encorvada (Lc 13, 10-17). El relato que contemplamos hoy se da en un
escenario distinto.
Jesús ha aceptado una invitación a comer en casa de un fariseo, uno de sus
“adversarios” religiosos. Jesús aprovecha cada oportunidad para evangelizar, y
eso incluye sentarse a la mesa con sus adversarios, con el significado que ese
gesto tiene en la cultura de su tiempo.
Una vez allí, vio a uno que sufría de hidropesía y lo curó. Pero el
milagro, del que se nos brinda poco detalle, juega un papel secundario en la
narración, cuyo tema es uno también recurrente en Jesús: el verdadero sentido
del sábado, y cómo los fariseos habían tergiversado la Ley de Moisés incluyendo
el curar entre las 39 tareas o trabajos que estaban prohibidas en sábado. Jesús
lo sabe, pero aun así, antes de curar al hombre le formula a sus anfitriones la
pregunta: “¿Es lícito curar los sábados, o no?”
Ante el silencio de sus interlocutores, luego de curar y despedir a
hombre, les dijo: “Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey,
¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?” De nuevo, silencio… Ese silencio
que resulta más ensordecedor que mil voces gritando.
El mensaje de Jesús es claro. La Ley no puede estar por encima de la
caridad. A veces nosotros mismos ponemos toda clase de excusas para no ayudar a
un hermano que lo necesita, incluyendo nuestras “obligaciones” para con la
Iglesia. Para nosotros los cristianos, el domingo es el día del Señor, que es
la Misericordia encarnada. ¿Qué mejor día para desviarnos de nuestra rutina de
adoración y descanso para ayudar a un hermano necesitado?
“Misericordia quiero, que no sacrificio” (Mt 12,7; Cfr. Os 6,6)…
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