"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
‘Domund 2021. La Misión en tiempos de pandemia’
Carta pastoral del Arzobispo de Sevilla
El domingo 24 de
octubre celebraremos el Domund, el Domingo Mundial de las Misiones, la Jornada
universal que se celebra cada año para que mantengamos viva la conciencia de
que la Iglesia es misionera por naturaleza y sobre todo para apoyar a los
misioneros en su labor evangelizadora, que se desarrolla entre los más pobres.
Es una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos en la obra de la
evangelización, es el día en que la Iglesia lanza una especial invitación a
valorar y apoyar la causa misionera. Lo celebramos por segundo año consecutivo
en el contexto de la crisis sanitaria y económica mundial, que afecta
especialmente a las tierras de misión, marcadas por los sufrimientos que sigue
causando la pandemia del COVID-19.
La misión de la Iglesia adquiere un relieve más
significativo en estas circunstancias, porque se dirige a las personas más
necesitadas en muchos países del tercer mundo, donde se mantiene en primera
línea en la lucha contra el virus, la pobreza y el hambre. Los retrasos y la
escasez de vacunas están afectando a los países más pobres en unas proporciones
alarmantes. Esta situación nos apremia a responder todavía con más generosidad
a las necesidades de la misión. Eso será posible si experimentamos la fuerza
transformadora del amor de Dios, si vivimos el encuentro con Cristo, que nos
cambia la vida, que nos cambia el corazón. Es entonces cuando nos
sentimos impulsados a anunciar y compartir lo que hemos visto y oído. Tal como
nos recuerda el papa Francisco, el lema de este año, «No podemos dejar de
hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20), es una invitación a dar a
conocer, a compartir aquello que tenemos en el corazón. Esta misión es y ha
sido siempre la identidad de la Iglesia, que «existe para evangelizar».
Hemos recibido muchos dones de Dios, y todo lo que el
Señor nos ha ido concediendo no es para uso exclusivo nuestro sino para que lo
compartamos con los demás, para que lo pongamos a su servicio. Nosotros hemos
experimentado su amor y salvación, que nos lleva a vivir en la esperanza, y
estamos llamados a compartir con todos los hermanos un futuro de esperanza que
nos empuja a transformar el mundo, a convertir la humanidad en una familia y a
custodiar la creación.
En este escenario la llamada a la misión, a salir de
nosotros mismos por amor a Dios y al prójimo, se convierte en una oportunidad
especial para compartir con los demás los dones recibidos de Dios,
especialmente el don de la fe. El Señor nos convierte en discípulos y nos envía
en misión a todos los pueblos. Recibimos el impulso para continuar la misión de
Cristo por amor, para que todos los hombres puedan participar del gozo inmenso
de la vida plena de hijos de Dios. A esta vida nueva han sido llamados todos
los hombres y las mujeres en un solo pueblo, formando una familia.
Esta experiencia nos ha de llevar al encuentro con el
hermano, a compartir, a colaborar, a convivir. Convivir significa estar atentos
los unos a los otros, no mostrarse indiferentes a la situación de los demás,
ser conscientes de la interdependencia entre personas, ser solidarios. Como
señaló el papa Francisco, “de una crisis como esta no se sale iguales, como
antes: se sale mejores o peores. ¡Que tengamos el coraje de cambiar, de ser
mejores, de ser mejores que antes y poder construir positivamente la
post-crisis de la pandemia!”. La misión evangelizadora de la Iglesia tiene como
objetivo una renovación profunda, una auténtica transformación de cada persona
y de toda la sociedad, porque Cristo ha venido para hacer nuevas todas las
cosas. Todos estamos llamados a colaborar en esta misión.
Recordemos con agradecimiento a todas las personas que
están dando su vida en la misión, que han sido capaces de dejar su tierra y su
hogar, que se han puesto en camino para que el Evangelio pueda llegar a todos
los pueblos y ciudades, a todos los ambientes, a todas las personas sedientas
de Dios. Su testimonio nos anima a pedir al Señor por las vocaciones
misioneras, conscientes de que la vocación a la misión no es algo del pasado,
sino que mantiene su total actualidad. Rezamos por ellos, para que se reavive
en toda la Iglesia la dimensión misionera. María santísima, Salud de los
enfermos y Estrella de la evangelización nos guíe en este camino.
+
José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla
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