"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
CUANDO MENOS PENSÉIS, VIENE EL HIJO DEL HOMBRE
39 Entendedlo bien: si el dueño de casa
supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.
40 También vosotros estad preparados, porque
en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.»
41 Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta
parábola para nosotros o para todos?»
42 Respondió el Señor: «¿Quién es,
pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su
servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente?
43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al
llegar, encuentre haciéndolo así.
44 De verdad os digo que le pondrá al frente
de toda su hacienda.
45 Pero si aquel siervo se dice en su
corazón: "Mi señor tarda en venir", y se pone a golpear a los criados
y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse,
46 vendrá el señor de aquel siervo el día
que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte
entre los infieles.
47 « Aquel siervo que, conociendo la
voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad,
recibirá muchos azotes;
48 el que no la conoce y hace cosas dignas
de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a
quien se confió mucho, se le pedirá más. (Lc. 12, 39-48)
Quiere ilustrar Jesús el trascendental hecho
de su venida al fin del tiempo. A sus discípulos les
relata dos parábolas, porque con la primera no parece que
entiendan del todo: “¿Dices esto por nosotros o por todos?”. En esta
primera les pone en alerta de forma negativa:
“¡Cuidado, que el ladrón viene de noche para robar y
abrir boquetes en la casa, por donde se escapan los bienes de la
misma!... ¡Por esto, estad vigilantes, pues no sabéis el día ni
la hora!” …
En este mundo, el hombre no puede estar tranquilo y
dormir a pierna suelta, pues el príncipe de este mundo no duerme y siempre
está al acecho por si puede arrebatar el alma y salir triunfante con la presa.
Pero esto no será posible si él está despierto para guardar, a
buen seguro, los bienes del espíritu que Jesús con el esfuerzo de su
entrega en la cruz, nos ha ganado. Así como: “Tu guardián no
duerme, ni reposa”, pues le costó toda su Sangre y su Vida, los siervos de este tan Buen Amo deben vigilar
con Él…
Y el premio que custodia este siervo, es nada
menos que una cita definitiva con el Amado: “¡Vendrá nuestro
Señor!”. ¡Lo que es seguro es que vendrá y esto nos debe de llenar de
gratitud y esperanza segura! Pero lo que no nos ha revelado
es “cuándo y “cómo”: “El día y la hora sólo lo
sabe el Padre
y ni el Hijo, (el Hombre- Jesús) lo sabe.
Pero ello debe despertar en el alma la confianza y el abandono de un niño,
porque es maravilloso y de acción de gracias el que estas cosas
estén en tan buenas manos, que no quieren otra cosa que llevar
a su Gloria y la adoración de todas sus criaturas... Todo
lo que sea inquirir sobre Su Venida, pueden ser
curiosidades impertinentes que, en nuestro Dios ¡qué es todo Amor!,
no caben...
Por tanto, vivamos seguros y serenos, pero con el ojo de
la vigilancia siempre despierto: Despierto para hacer el
bien; despierto para agradar a Dios a imitación de Jesús, el
Hijo, que afirmaba: “Yo hago siempre lo que le agrada a mi
Padre Dios”; y despierto, sobre todo, para el Amor,
porque cuando venga a sus siervos fieles los abrazará y retendrá junto
a Sí, porque es la herencia preciosa que el Padre ha entregado a
Jesús, por su amorosa obediencia a los misteriosos designios de Dios...
¿No despiertan en nuestra alma estos Misterios unas
ganas enormes de ser fieles, de vivir de cara al Señor para lo que quiera de
cada uno, en cuanto nos lo insinúe?...
¡Bendigamos a Jesús, adorémosle
y alabemos su misericordia y piedad para con su
creación, por el Espíritu Santo que ha depositado en ella
sólo por Amor!...
¡Gracias, gracias Señor!...
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