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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 24 de octubre de 2021

REFLEXIÓN PARA EL TRIGÉSIMO DOMINGO DEL T.O. – CICLO B – 24 - Octubre – 2021

 "ventana abierta"

De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)


REFLEXIÓN PARA EL TRIGÉSIMO DOMINGO DEL T.O. –  CICLO B –


Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»

“Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino”. Así finaliza el Evangelio que nos propone la liturgia para hoy, trigésimo domingo del Tiempo Ordinario (Mc 10,46-52).

“Maestro, que pueda ver”. Una frase tan directa y sencilla como profunda y compleja, pues encierra un cambio radical en la vida de aquél hombre; una vida nueva. Pasar de las tinieblas a la luz, de la dependencia a la autosuficiencia, de la tristeza a la alegría, de la baja autoestima a la plena realización.

“Maestro, que pueda ver”. Somos tantos los ciegos que andamos vagando por el mundo de las tinieblas sin alcanzar a ver la luz… Porque a veces la verdadera ceguera no es la ceguera física, sino la ceguera espiritual; esa que nos impide ver el rostro de Jesús. ¡Cuántas veces le pasamos por al frente, o Él pasa a nuestro lado y no lo reconocemos!

“Maestro, que pueda ver”. ¡Cuán distinta sería nuestra vida si lográramos ver el rostro de Jesús; el de Ése que nos ama tanto que dio su vida por nosotros! No lo podemos ver porque nuestros ojos están cubiertos por las “escamas” de nuestros pecados, nuestros orgullos, nuestro egoísmo, nuestra hipocresía, nuestra falta de fe.

“Maestro, que pueda ver”. Si abrimos nuestros corazones al amor de Dios que se derrama sobre nosotros y que se llama Espíritu Santo, esas “escamas” se disolverán y caerán de nuestros ojos, y comenzaremos a ver, como le ocurrió a Saulo de Tarso (Cfr. Hc 9,18), y a Bartimeo en el pasaje evangélico de hoy. Cuando aquél hombre recuperó la vista lo primero que vio fue el rostro de Jesús. Del mismo modo nosotros, una vez recuperemos la vista del alma, el primer rostro que veremos será el rostro de Jesús reflejado en el rostro del hermano más próximo, especialmente el más necesitado (Cfr. Mt 25,37-40). Entonces, al igual que Bartimeo, seguiremos tras los pasos de Jesús. Y la luz de su rostro apartará toda tiniebla de nuestra vida, como lo será en el último día (Cfr. Ap 22,5).

“Maestro, que pueda ver”. Que esa sea nuestra petición al Señor en este, su día. Y si lo hacemos con la fe de Bartimeo, Jesús nos dirá: “Anda, tu fe te ha curado”.

Que pasen todos un hermoso día en la Paz del Señor. No olviden visitar la Casa del aquél que es la luz del mundo (Jn 8,12).

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