"Ventana abierta"
La Buena Semilla
No vivo yo, mas vive Cristo en mí.
Gálatas 2: 20
Para mí el vivir es Cristo.
Filipenses 1: 21
¿Soy cristiano?
El cristianismo no es una simple ocupación piadosa, ocasional, incluso si es vivido así por numerosas personas. Ser cristiano tampoco es conformarse con algunas ceremonias: el bautismo, la bendición del matrimonio, celebrar la Navidad o, incluso más solemne, la ceremonia fúnebre. Todo esto puede no ser más que apariencia, y como mucho, dar la impresión de tener una buena conciencia. Por eso muchos no quieren renunciar a ello. Pero la fe cristiana no es solo la convicción de que hay un Dios todopoderoso y justo.
El apóstol Pablo describe el verdadero cristianismo en cuatro palabras: Cristo vive en mí. Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a la tierra no solo para mostrarnos lo que era un hombre tal como Dios lo deseaba, sino para establecernos en una relación nueva. Por gracia, entro en esta relación cuando creo:
– que Jesucristo es aquel a quien Dios envió por mí,
– que su vida pura ilumina la mía y muestra lo que hago mal,
– que él no vino para condenarme, sino todo lo contrario, vino para llevar el castigo que yo merecía por mis pecados, y para darme la vida eterna, ¡pues me ama!
El cristiano genuino puede decir: “Jesús entró en mi vida de una manera muy real. Hizo de mí un hombre nuevo,”el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando“(Colosenses 3: 10). Jesús vive en mí.
Él es el autor y la fuente de toda actividad cristiana; él le da su fuerza y su sentido. Mi relación con Cristo incluye toda mi vida y perdurará más allá de la muerte, eternamente”.
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