"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES AMAR TU PEQUEÑEZ, Y PONERTE A LOS PIES DEL SEÑOR PARA QUE DERRAME SU GRACIA
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
MANIFIESTA TU GRANDEZA
El otro día estaba cocinando con la ventana abierta por
el calor. Mientras removía el sofrito y echaba los macarrones al agua vi como
una sombra por detrás de mí que me hizo darme la vuelta: era un petirrojo
sobrevolando de encimera a encimera, seguramente buscando algo de comida.
Qué lanzados son estos pajarillos, no nos tienen ningún
miedo. Pero, claro, con mis intentos de ayudarle a salir por la ventana, se
esfumó a la habitación de al lado. Y ahí, él veía claramente la luz, e
intentaba salir por la ventana, pero, claro, lo que con sus limitados ojos no
veía es que aquella ventana estaba cerrada.
El pobre lo intentaba y no lo conseguía, hasta que me
pude acercar y abrírsela para que pudiera salir y volar libremente.
No es la primera vez que nos pasa, y siempre me llama la
atención lo mismo: ellos ven la luz; sin embargo, su limitación les impide ver
el cristal de la ventana.
Me recordaba a aquella cita de San Pablo: “Querer hacer
lo bueno lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo” (Rm 7). Y rápidamente me
llevaba a aquella otra: “Te basta mi Gracia, la fuerza se realiza en la
debilidad” (2 Co 12).
Y es que, al contemplar aquello, vislumbraba cómo a
todos nos sucede como a aquel pajarillo en alguna ocasión: que vemos la luz,
vemos lo buenos que nos gustaría ser, las cosas que nos gustaría poder hacer, o
la libertad que necesitaríamos alcanzar; sin embargo, por más intentos que
hagamos, experimentamos también que no podemos…
Y es que, mientras vivamos aquí en la tierra, el Señor
no nos quita la debilidad, como tampoco se la quitó a Pablo: siempre tendremos
alguna limitación que nos pone en nuestra realidad. Pero al ver lo sucedido con
aquel pájaro me di cuenta de que lo que hace Cristo con nosotros es muchísimo
mejor, Él no hace que el pájaro vea el cristal para que se dé cuenta de que ahí
solo se va a golpear, sino que le abre la ventana para que pueda volar. Y así
hace con nosotros: no nos quita nuestra limitación, sino que es Él quien ha
querido salvarnos abriéndonos la ventana para que pudiéramos volar libremente.
Hoy el reto del amor es amar tu pequeñez, y ponerte a los pies del Señor para que derrame Su Gracia. Él abrirá la ventana para que esa debilidad no te mantenga encerrado, para que puedas sentir la liberación de Cristo, para que puedas experimentar su Amor y que en tu debilidad se manifiesta Su Grandeza.
VIVE DE CRISTO
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