"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
Mons. Asenjo: “Me despido de la
Iglesia de Sevilla, a la que quiero seguir sirviendo con el lenguaje discreto
de la oración”
El periodo episcopal de monseñor Juan José
Asenjo Pelegrina, como pastor y guía de la Archidiócesis hispalense llega a su
fin. La gratitud por sus más de doce años dedicados a conducir las riendas de
la Iglesia en Sevilla fueron el motivo de la Eucaristía que acogió el
altar del jubileo de la Catedral, la mañana de este sábado 5 de junio.
Mons. Asenjo, actual Administrador apostólico
de la Archidiócesis, – hasta la toma de posesión de mons. Saiz Meneses el
próximo sábado 12 de junio- resumió su itinerario pastoral con la expresión del
salmista: El Señor sostiene mi vida. “Con estas palabras del
salmo doy yo también gracias a Dios al final de mi servicio a la Archidiócesis
de Sevilla. Sin rubor alguno proclamo con el salmista que el Señor sostiene mi
vida”.
Por tanto, “me despido de la Iglesia de
Sevilla, a la que quiero seguir sirviendo con el lenguaje discreto pero
eficacísimo de la oración por todos sus miembros. En la plegaria, queridos
hermanos y hermanas nos encontraremos cada día”, reflexionó.
La homilía de mons. Asenjo fue un
agradecimiento constante a Dios, “autor de todo bien”. Porque, “a su
providencia amorosa debo todo lo que soy, el don de la vida, la vocación
cristiana, el don del bautismo y la merced siempre inmerecida del sacerdocio y
el episcopado. Debo también el privilegio de haber nacido en el seno de una
familia cristiana sencilla, que me inició en la fe y la piedad”.
Recordó con especial afecto a sus buenos
padres, “al papa san Juan Pablo II que me llamó al ministerio episcopal, al
papa Benedicto XVI, que me trajo a esta Iglesia de Sevilla y al papa Francisco
que ha tomado en consideración mis dificultades en la vista”.
A la ceremonia de despedida acudieron el
cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, los arzobispos de Granada y Burgos y
los obispos de Cádiz – Ceuta y Córdoba, una representación del clero diocesano,
autoridades civiles, militares, judiciales y académicas, religiosos y
feligreses de la Archidiócesis que se congregaron, bajo la mirada de Nuestra
Señora de los Reyes, para acompañar a mons. Asenjo un día tan emotivo.
Fidelidad y servicio pastoral
En esta línea, Asenjo Pelegrina reiteró que ha
sido el Señor, quien lo ha alentado con su gracia, lo ha custodiado en su amor,
ha mantenido su fidelidad y le ha acompañado y sostenido en el servicio
pastoral a las queridas iglesias de Toledo, Córdoba y Sevilla.
“En esta Eucaristía votiva de acción de gracias
declaro con el profeta Isaías, que cuanto he llevado a cabo en mi servicio
episcopal no es consecuencia de mi ingenio, de mi esfuerzo y voluntad, sino
exclusivamente de la gracia de Dios”.
Perdón por deficiencias u omisiones
Mons. Asenjo pidió perdón a Dios y a los
hermanos por sus deficiencias y debilidades que hayan podido ofender por
sus acciones u omisiones. “Confieso que Jesús ha sido en estos años el corazón
de mi vida”.
Hijo de la Iglesia
“En esta Eucaristía de mi despedida de la
Archidiócesis, doy gracias a Dios por ser hijo de la Iglesia. Si no fuera por
ella, estaría condenado a vivir mi fe a la intemperie. Gracias a ella, puedo
vivirla alentado y acompañado por una comunidad de hermanos”.
Por tanto, “pido a Dios para mí y para
todos que lo que la Iglesia es para nosotros, lo sea también a través de
nosotros, es decir: puente, escalera, hogar fraterno, mesa y manantial y,
anuncio emocionado y convincente de Jesucristo”.
Recordó con especial afecto a los “buenos
sacerdotes” de las tres diócesis, a los seminarios florecientes, a los
consagrados, a las monjas contemplativas, a “tantos laicos de fe honda,
formación excelente y con corazón de apóstol”.
También a las hermandades y cofradías, el
Camino Neocatecumenal, la Acción Católica, los Cursillos de Cristiandad, los
Focolares y los Equipos de Nuestra Señora, a las Cáritas Diocesanas y
parroquiales, a la fundación Cardenal Spínola de lucha contra el paro, a Manos
Unidas, a los cinco Centros de Orientación Familiar, a la fundación de Colegios
Diocesanos y a la Acción Conjunta contra el Paro y a “todas aquellas
instituciones muy fecundas y queridas por mí como los Seminarios y la Facultad
de Teología. Menciono también con mucha gratitud a las autoridades civiles,
militares, judiciales y académicas que siempre me han distinguido con su afecto
y amistad”.
Tesón y constancia en el ejercicio pastoral
En la monición de entrada, Teodoro León,
vicario general de la Archidiócesis, dirigió una emotivas palabras a mons.
Asenjo. “Solo Dios sabe lo que ha sembrado en el corazón de la diócesis, su
lema episcopal nos recordó que toda su vida estaba impregnada en la gracia de
Dios. Nos dejaba muy claro que lo nuestro no es sobresalir, sino, servir. Ha
servido con constancia y tesón en la Archidiócesis de Sevilla. Le damos gracias
por el don y misterio. Gracias por sus oraciones por nosotros. Por sus
trabajos, esfuerzos, iniciativas, desvelos”.
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