"Ventana abierta"
La Buena Semilla
El dios de este siglo cegó el entendimiento de
los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria
de Cristo.
2 Corintios 4: 4
Yo, la luz (dijo Jesús), he venido al mundo,
para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Juan 12: 46
La superstición
El sábado, en el mercado, vi dos mesas
contiguas. En una se vendían “piedras astrales”. Se asegura la felicidad y la
prosperidad a aquel que lleve siempre consigo la piedra de su signo
astrológico. En la otra se vendían Biblias a un precio muy inferior al que se
vendían las piedras astrales. Muchas personas se detenían y compraban en el
primer puesto, pero miraban con desconfianza el segundo…
¿Por qué esta tendencia humana a creer en los
“amuletos” (piedra, medalla, etc.) y a sentir tanta desconfianza hacia la
Biblia, la Palabra de su Dios creador? Porque el hombre tiene miedo al futuro,
miedo a perder una relación o un trabajo, miedo a estar enfermo, a sufrir, a
envejecer, a morir… La ausencia de una relación con Dios lo lleva a poner su
confianza en “imitaciones”. Estamos listos para creer en influencias, en buenos
discursos, en teorías sin fundamentos, en vez de confiar en Dios. ¡Preferimos
la mentira a la Palabra de Dios!
El único refugio para conocer la paz, el
sentido y el futuro de nuestra vida es tener una relación con Dios. Si le hemos
dado la espalda aferrándonos a creencias que lo dejan de lado o se oponen a él,
volvámonos a él. Jesús, el Hijo de Dios, nos abrió el único camino que puede
hacernos pasar de las tinieblas a la luz, del temor a la paz. Jesús es esa luz
divina; su presencia en el que cree borra todo temor. Aún más, Jesús le promete
su ayuda y su apoyo para el presente y le da certezas para el futuro. Es
necesario leer la Biblia y creer.
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