"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Por amor de tu nombre, oh Señor, perdonarás
también mi pecado, que es grande.
Salmo 25: 11
¿Perdona Dios al más grande
pecador? (2)
Respondimos al preso, cuya carta leímos ayer.
Unas semanas después recibimos la siguiente contestación:
“Usted no se imagina con cuánta alegría recibí
su carta, pero más gusto me dio su contenido. A medida que iba leyendo, mis
ojos se llenaban de lágrimas, pero creo que no eran lágrimas de tristeza, sino
de alegría, porque supe que Dios me perdonaría. ¿Verdad que sí?
Desde que recibí su carta la he leído y la sigo
leyendo día y noche, para que cada una de sus palabras me quede grabada; he
pedido perdón a Dios por todos mis pecados, aunque le confieso que hasta la
fecha nunca me había arrodillado. No puedo contener mis lágrimas cada vez que
lo hago, porque Dios es bueno y yo soy muy malo; me siento indigno de
pronunciar el Nombre de Dios con mis labios…
Hoy le contesto su carta con alegría, porque he
encontrado dos verdaderos amigos: Dios y usted. Ya no me importa haber perdido
mis amistades.
Aprovecho esta correspondencia para darle una
noticia: mi esposa también leyó su carta, y los dos lloramos pidiéndole a Dios
el perdón de nuestros pecados. Ahora, estudiando la Biblia que usted me mandó,
mi esposa y yo esperamos comprender el verdadero camino”.
Y usted, ¿ya experimentó el perdón de Dios? ¡No
espere más tiempo!
“El publicano, estando lejos, no quería ni aun
alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé
propicio a mí, pecador. Os digo que este descendió a su casa justificado…
porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido” (Lucas 18: 13-14).
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