"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
Carta del Arzobispo de Sevilla
‘Felicitación de Navidad’
Queridos hermanos y
hermanas:
En nuestro occidente rico corremos el peligro de que la
Navidad quede reducida a lo que podríamos denominar “ambiente navideño”: luces
en las calles principales, intercambio de felicitaciones y de regalos, comidas
familiares un día sí y otro también, y algún detalle de solidaridad con los
desfavorecidos. A la vez, un consumismo que nos envuelve y que intenta
convencernos de que cuanto más consumamos, más felices seremos, y que provoca
necesidades falsas cuya satisfacción en el fondo es inalcanzable. Se trata de
un fenómeno envolvente que engloba factores de índole personal, cultural,
económica, etc., y que incluye elementos de imitación, de autoafirmación y de
ostentación. Quizá esta sea la época del año en que se da un mayor consumo
por parte de todos. Por eso urge volver la mirada a lo esencial.
¿Qué es lo que celebramos? Celebramos el nacimiento de
Jesucristo, que se hace hombre, que entra voluntariamente en la historia humana
para compartir nuestra vida. Jesucristo, la Palabra eterna del Padre que se ha
encarnado, ha asumido una naturaleza humana y nos ofrece la plenitud de la
vida, porque Él es la vida que brilla y que ilumina al mundo con su luz. Un año
más contemplaremos el nacimiento del niño-Dios, que es motivo de alegría y de
esperanza. El Hijo eterno de Dios se hace hombre para compartir nuestra vida y
para elevar a los hombres a categoría de hijos adoptivos de Dios. El Señor
tenía desde el principio en Él la vida, y esa vida es la luz de los hombres y
mujeres de ayer, de hoy y de siempre. Y su luz resplandece en la oscuridad, y
su luz ilumina la noche del mundo (Cf. Jn 1, 1-5). El don de su vida y de su
luz nos ayudará a captar el valor de la vida de todo ser humano. Aquí radica
nuestra alegría y nuestra esperanza, tan profundas e intensas, que no pueden
ser apagadas por las penas o por las dificultades.
Un año más cantaremos en la Misa de la noche el salmo
95, y recordaremos que “hoy nos ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el
Señor”, y nos alegraremos con el cielo y haremos fiesta con la tierra, y
reavivaremos el gozo de la salvación. Desde hace veinte siglos resuena en el
corazón de la Iglesia el anuncio gozoso del Ángel que anuncia a los pastores
una gran alegría, el nacimiento del Señor. Y el nacimiento de Jesucristo llena
de sentido el nacimiento de cada ser humano y fundamenta a su vez el gozo que
produce la vida de cada niño que viene al mundo.
Cuando Jesús presente el núcleo de su misión, hablará de la vida y afirmará que
ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia (Cf. Jn 10, 10).
Se refiere a la vida nueva, a la comunión con el Padre, una unidad de vida a la
que está llamado todo ser humano. Y en esta vida encuentran pleno significado
todos los aspectos y las vicisitudes de la existencia humana. El ser humano
está llamado a participar de la misma vida de Dios, y es ahí donde radica la
grandeza y el valor de toda vida humana. La Buena Nueva de la vida está en el
centro del mensaje de Jesús y debemos proclamarlo incesantemente a los hombres
y mujeres de todas las épocas y culturas, y especialmente aquí y ahora (cf. San
Juan Pablo II, Evangelium Vitae,
1-2).
Navidad es un misterio muy grande y profundo. Pido al
Señor que nos ayude a profundizar en este misterio de amor y de esperanza. Para
ello es necesario el silencio, la oración, el recogimiento, la contemplación.
No puede pasar la Navidad en medio de las prisas y el jolgorio sin que nos
paremos a pensar, a penetrar en el misterio. No podemos malgastar así el tiempo
que Dios nos da, un tesoro precioso que hemos de hacer rendir al máximo.
Navidad es la fiesta del amor. Es la fiesta del amor de Dios recibido y
compartido por nosotros, sus hijos. Es la fiesta de la reconciliación y de la
paz. Dios ha salido al encuentro del ser humano, dejemos que su luz entre hasta
el fondo de nuestra vida. Vayamos al encuentro del Señor que viene a salvarnos
y vayamos al encuentro de nuestros contemporáneos con un mensaje de amor, de
paz, de alegría y de esperanza. Deseo a toda la familia diocesana una Santa y
Feliz Navidad.
+
José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla
21 diciembre 2021
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