"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo… por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Filipenses 3: 7-8
Ganancia o pérdida
John Williams (1796-1839) quería ser
comerciante. Él y unos amigos habían decidido pasar la noche en un bar. John
esperaba en la acera a sus amigos, quienes tardaban en llegar. Ya era de noche
y hacía frío.
Como era un poco impaciente, estaba dispuesto a
irse solo cuando una vecina que lo conocía bien le dijo: “John, ¿qué haces ahí
aguantando frío? Ven conmigo, voy a una reunión de evangelización cerca de
aquí”. John no quería ir, pero súbitamente decidió ir con ella para vengarse de
sus amigos. Sin ningún interés, se sentó al final de un banco, no prestó
atención a lo que decían y parecía sumergido en sus propios pensamientos. Sin
embargo, algunas palabras llamaron su atención: ganancia, pérdida, ganar,
perder… “¿En esta iglesia hablan de negocios? ¡Al fin algo interesante!”.
El pasaje que el predicador escogió fue el
siguiente: “¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su
alma?” (Mateo 16: 26).
“Aquella noche se me abrieron los ojos”, dijo
John contando su conversión más tarde.
Desde entonces su vida cambió completamente.
Sus amigos se burlaron de él, pero él oró por ellos y agradeció por la
liberación inmerecida que la gracia de Dios había producido en su corazón.
A los veinte años fue a las islas del Pacífico
Sur. Por medio de él cientos de nativos caníbales, alcanzados por la gracia de
Dios, abandonaron sus crueles costumbres para dar a Jesucristo el primer lugar
en su vida.
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