"Ventana abierta"
Novena de Navidad – Día 9 – 24 de Diciembre 2021
Por Devociones
Meditaciones de san Alfonso María de Ligorio para la Novena de Navidad
CAMINO DE BELÉN
«Y vino, pues José… para
empadronarse con María, su esposa, la cual estaba encinta.» (Luc. 2,4-5)
Había decretado el Altísimo que su Hijo iba a
nacer, no en casa de José, sino en una gruta, en establo de animales, de la
manera más pobre y penosa que puede nacer un niño.
A ese fin dispuso que César publicase un edicto
por el que ordenaba que cada cual se empadronara en su ciudad de origen.
Al enterarse José de esta orden se debate
perplejo: ¿Debería dejar a la Virgen María, o llevarla consigo, hallándose tan
próxima a ser madre?
«Esposa y Señora mía -le dice- por una parte
no quisiera dejarte aquí sola. Y, por otra, si te llevo, me aflige la pena de
lo mucho que habrás de sufrir en un viaje tan largo y en un tiempo tan
inclemente. Mi pobreza no me permite llevarte con la comodidad que se debe«.
María le responde y lo anima: «José mío,
nada temas. Iré contigo. El Señor nos asistirá«.
Bien sabía ella, por inspiración divina, y
también por estar familiarizada con las profecías, que en Belén nacería el Hijo
de Dios…
Tomando las fajas y pañales preparados, parte
con José: «Y vino, pues José para empadronarse con María«.
Consideremos los devotos y santos coloquios de
ambos esposos en este viaje, sobre la misericordia, bondad y amor del Verbo de
Dios que dentro de poco iba a nacer, apareciendo sobre la tierra para la
salvación de los hombres.
Consideremos también las alabanzas y acciones
de gracias, los actos de amor y de humildad, en que se ejercitaban estos dos
grandes peregrinos.
Mucho sufría, sin duda, aquella santa Virgen
tan próxima a ser madre, en un camino tan largo y penoso y en tiempo de
invierno. Pero todo lo sufría con paz y amor y ofrecía sus penalidades al
Señor, uniéndolas con las de Jesús de quien era portadora.
Juntémonos también nosotros y acompañemos en el
viaje de nuestra vida a María y a José. Y con ellos acompañemos también al Rey
del cielo que va a nacer en una gruta: aparecerá por primera vez en el mundo
como niño, y como el niño más pobre y abandonado que haya jamás nacido entre
los hombres.
Roguemos a Jesús, María y José que, por los
méritos de las penas que padecieron en este viaje, nos acompañen en nuestro
viaje hacia la eternidad.
Felices de nosotros si en vida y en muerte nos
acompañan siempre estos grandes personajes.
ORACIÓN
Redentor mío, sé muy bien que en este viaje te
escoltan escuadrones de espíritus celestes. Pero ¿quién de la tierra te
acompaña?. Sólo José, y María que te lleva consigo. No tomes a mal, que
nosotros también te hagamos compañía.
Qué ingratos hemos sido… Ahora reconocemos el agravio que te hemos hecho:
bajaste del cielo para ser nuestro compañero en la tierra. Y nosotros,
ingratos, al ofenderte tantas veces, te hemos abandonado.
Cuando pienso que, tan a menudo, por nuestros gustos reprobables, nos hemos
separado de Ti, renunciando a tu amistad, quisiéramos morir de arrepentimiento.
Pero has venido para perdonarnos: otórganos tu perdón.
Nos arrepentimos con toda el alma de haberte vuelto las espaldas repetidas
veces dejándote abandonado. Esperamos con tu gracia no dejarte ya más, ni
separarnos de Ti, único amor nuestro.
Nuestra alma se ha enamorado de Tí, amable Dios Niño, Salvador nuestro. Ya que
has venido a la tierra para salvarnos y dispensarnos tus gracias, te pedimos
este solo favor: no permitas que jamás nos separemos de Ti.
María Santísima, henos aquí dispuestos a acompañarte en este viaje.
No dejes de asistirnos, Madre nuestra, en el
camino hacia la Eternidad.
Ayúdanos siempre, pero sobre todo cuando nos hallemos al fin de la jornada,
próximos a aquel momento del que depende o, estar siempre contigo amando a
Jesús en el paraíso, o estar siempre alejado de Ti, odiando al Señor en el
infierno.
Sálvanos, Reina nuestra, con tu intercesión. Y
nuestra salvación consista en amarte a Ti y amar siempre a Jesús en el tiempo y
en la eternidad.
Eres nuestra esperanza: de Ti todo lo esperamos.
San Alfonso María de
Ligorio, Meditaciones de Navidad
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