"Ventana abierta"
Orar con el corazón abierto
El apostolado de Orar con el corazón abierto se centra en el matrimonio y la familia, abierto a gentes de todas las edades y condiciones de vida, pues en todas ellas se hace presente este templo que es la familia cristiana.
Estas breves meditaciones diarias, acompañadas de una ilustración y de música, pretenden ayudar a cuidar la oración personal cotidiana, con el fin de mantener un diálogo sencillo con el Señor y evitar que ese pequeño jarrón de barro que es nuestra vida interior se resquebraje a consecuencia del trasiego de las ocupaciones diarias, de los problemas o del sufrimiento.
De rodillas ante el Niño Dios
De rodillas ante el misterio del Nacimiento para adorar su divina presencia.
De rodillas ante la dulzura del Niño.
De rodillas ante la fragilidad humana del Dios hecho hombre envuelto en pañales.
De rodillas ante el Dios Amor que ama hasta el extremo para enseñarnos a amar.
De rodillas con sencilla humildad y profunda alegría para tomar a este Niño Dios entre mis brazos, besarle y susurrarle palabras de amor, de agradecimiento, de entrega y de mucho cariño.
De rodillas para decirle que ante su presencia ¡qué importan los problemas, las dificultades, los sufrimientos, los agobios por las incertidumbres que te invaden, por el desasosiego por lo perentorio, por la preocupación por lo inmediato!
De rodillas para dejar de pensar en mí mismo y en mis circunstancias y verle a Él para comprender que mi vida debe ser amar al prójimo
De rodillas ante el Niño recién nacido para que cuando me levante de la adoración me ponga en camino, con el corazón abierto, enraizado en el misterio del amor divino, y ser apóstol del amor, de la esperanza, de la caridad y de la misericordia. Para construir en mi vida el misterio de Belén ese que hace desprenderte de tus incertidumbres y te llena de confianza y, sobre todo, te invita a proclamar que Dios ha nacido y está presente en el mundo.
De rodillas, para que sea capaz de mirar con ternura en este día la sencillez del pesebre de Belén donde José, María y Jesús acogen mi fragilidad y me llenan de humildad, amor y esperanza.
¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra, paz a los hombres que ama el Señor! ¡Cristo ha nacido en Belén pero, sobre todo, ha nacido en la pequeñez de mi pobre corazón!
Niño Dios, con emoción profunda y gozo inmenso me postro de rodillas ante Ti que eres la Palabra hecha carne! ¡Me postro para decirte que te quiero, que eres todo para mí! ¡Me pongo de rodillas para olvidarme de mí mismo y aprender de Ti a amar y entregarme a los demás.
¡Niño Dios, viendo tu fragilidad envuelta en pañales, pongo ante tu humilde cuna todos mis anhelos y mis preocupaciones como regalo de Navidad para que lo acojas todo con amor!
¡Niño Dios, viéndote a Ti desvalido y desnudo, junto a María y José, siento que solo puedo vivir de la confianza, del amor y de la fe, sirviendo al prójimo por amor a Ti y a los demás!
¡Niño Dios, te pido la pureza de María para vivir con integridad! ¡Te pido la confianza de San José para vivir con esperanza!
¡Niño Dios, Tú que nos has dado la vida para disfrutarla con sencillez, concédeme la gracia de vivirla acorde con tu ejemplo! ¡Te doy gracias, Niño Dios, porque me enseñas que quien se entrega con alegría te recibe a Ti, que quien da con amor se acerca más a Ti!
¡Niño Dios, de rodillas solo te pido que nazcas en mi pobre corazón y me permitas tomarte entre mis frágiles brazos, como lo hicieron tus Santos Padres, María y José, en esta noche en que las estrellas iluminan mi vida por la bondad, la misericordia y el amor de Dios!
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