"Ventana abierta"
P. Leonardo Molina García S.J.
JUSTICIA, PAZ Y LIBERACIÓN
Written by P. José Luis Sicre
Domingo 1º adviento
Fe adulta
Comenzamos un nuevo año litúrgico,
preparándonos, como siempre, para celebrar la Navidad. La primera lectura
promete la venida de un descendiente de David que reinará practicando el
derecho y la justicia y traerá para Judá una época de paz y seguridad. El
evangelio anuncia la vuelta de Jesús con pleno poder y gloria, el momento de
nuestra liberación. ¿Cómo se explica la unión de estas dos venidas tan
distintas? Lo intentaré con la siguiente historia.
La esposa del astronauta y la Iglesia
Un día la NASA decidió una misión espacial
fuera de los límites de nuestro sistema solar. Una empresa arriesgada y larga
que encomendaron al comandante más experimentado que poseía. Cuando se despidió
de su mujer y sus hijos, la familia pasó horas ante el televisor viendo como la
nave se alejaba de la tierra.
Los niños, pequeños todos ellos,
preguntaban continuamente: “¿Cuándo vuelve papá?” Y la madre les respondía:
“Vuelve pronto, no os preocupéis”. Al cabo de unos meses, cansada de escuchar
siempre la misma pregunta, decidió organizar una fiesta para celebrar la vuelta
de papá. Fue la fiesta más grande que los niños recordaban. Tanto que la
repitieron con frecuencia. La llamaban “la fiesta de la vuelta de papá”. Pero
la inconsciencia de los niños creaba una sensación de angustia en la madre.
¿Cuándo volvería su marido? ¿El mes próximo? ¿Dentro de un año? “La fiesta de
papá”, que podía celebrarse en cualquier día del mes y en cualquier mes del
año, se le convirtió en una tortura. Hasta que se le ocurrió una idea: “En vez
de celebrar la vuelta de papá ‒dijo a los niños‒ vamos a celebrar su
cumpleaños. Sabéis qué día nació, así que no me preguntéis más cuándo vamos a
celebrar su fiesta.
A la iglesia le ocurrió algo parecido. Al
principio hablaba de la pronta vuelta de Jesús, la que menciona el evangelio de
este domingo. Pero esa esperanza no se cumplía, y la iglesia pasó de celebrar
su última venida a celebrar la primera, el nacimiento. Sin embargo, no ha
querido olvidar la estrecha relación entre ambas venidas, y así se explica que
encontremos textos tan distintos.
De reyes inútiles y canallas a un rey
justo (Jeremías 33, 14-16)
Para comprender esta lectura hay que
recordar la trágica historia de los últimos reyes judíos. Josías, del que tanto
se esperaba a nivel religioso y político, murió en la batalla de Meguido
luchando contra los egipcios (609). Su hijo, Joacaz, fue deportado a Egipto al
cabo de tres meses de reinado. Le sucede Yoyaquim/Joaquin (608-598), al que el profeta
Jeremías condena por sus terribles injusticias. Mientras tanto, el dominio
internacional ha pasado de Egipto a Babilonia. Nabucodonosor deporta a
Joaquín/Jeconías (598-597) y nombra rey a Matanías, cambiándole el nombre por
el de Sedecías, que significa “Yahvé es mi justicia”. Este nombre
parece una broma, un insulto. ¿De qué justicia habla Nabucodonosor? ¿Qué se
puede esperar de un fantoche impuesto por el babilonio? Y la gente se
preguntaría: ¿de qué sirve la promesa hecha por Dios a David de una dinastía
eterna? ¿Para qué queremos un descendiente de David, si todos los reyes son
inútiles o sinvergüenzas?
En este contexto se entiende la promesa
hecha por Dios a Jeremías de un rey que se llamará “Yahvé es nuestra
justicia”. Un monarca cuyo mismo nombre expresa la estrecha relación de
Dios con todo el pueblo, y que salvará a Judá y Jerusalén mediante un gobierno
justo. Frente a la angustia y la incertidumbre, implantará la tranquilidad.
Lo fundamental es la idea de un monarca
que procura el bienestar del pueblo. En el contexto del Adviento, esta lectura
nos recuerda que Dios no se desentiende de los graves problemas políticos y
sociales de la humanidad.
El amor como preparación a la Navidad (1
Tesalonicenses 3, 12- 4,2)
Lectura brevísima, pero muy importante:
indica con qué espíritu debemos vivir siempre la vida cristiana, en especial
estas semanas del Adviento: amor mutuo entre los cristianos y amor a todo el
mundo.
Esperar y preparar nuestra liberación (Lucas 21, 25-28. 34-36)
El evangelio comienza con las señales
típicas de la literatura apocalíptica a propósito del fin del mundo (portentos
en el sol, la luna y las estrellas) que provocan en las gentes angustia, terror
y ansiedad. Pero el evangelio sustituye el fin del mundo con algo muy distinto:
la venida de Jesús con gran poder y gloria; y esto no debe suscitar en nosotros
una reacción de miedo, sino todo lo contrario: “cobrad ánimo y levantad la
cabeza porque se acerca vuestra liberación”.
A continuación, nos dice el evangelio cómo
debemos esperar esta venida de Jesús. Negativamente, no permitiendo
que nos dominen el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de la
vida. Positivamente, con una actitud de vigilancia y oración.
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