"Ventana abierta"
- ¡Pasa! Me dijo Dios, así que quieres entrevistarme.
- Bueno, le contesté, si tienes tiempo.
- Se sonríe por entre la barba y dice: mi tiempo se llama eternidad y alcanza para todo. ¿Qué preguntas quieres hacerme?
- Ninguna nueva, ni difícil para ti ¿Qué es lo que más te sorprende de los hombres?
- Y dijo: que se aburren de ser niños, apurados por crecer y luego suspiran por regresar a ser niños.
Que primero pierden la salud para tener dinero y enseguida pierden el dinero para recuperar la salud.
Que, por pensar ansiosamente en el futuro, descuidan su hora actual, con lo que ni viven el presente, ni el futuro. Que viven como si no fueran a morirse y se mueren como si no hubieran vivido.
- ¡Ahhh!
Con los ojos llenos de lágrimas y la voz entre cortada deja de hablar, sus manos toman fuertemente las mías y seguimos en silencio.
- Después de un largo tiempo y para cortar el clima le dije: ¿me dejas hacerte otra pregunta,?
No respondió con palabras, sino sólo con su tierna mirada.
- Como Padre, ¿qué es lo que le pedirías a tus hijos para este y todos los años?
- Les pediría tantas cosas:
Que aprendan que no pueden hacer que alguien los ame, lo que sí pueden es dejarse amar.
Que aprendan que toma años construir la confianza y sólo unos segundos destruirla.
Que aprendan que lo más valioso, no es lo que tienen en sus vidas, sino; a quien tienen en sus vidas.
Que aprendan que no es bueno compararse con los demás, pues siempre habrá alguien mejor o peor que ellos.
Que aprendan que rico, no es el que más tiene, sino; el que menos necesita.
Que aprendan también, que deben controlar sus actitudes, o sus actitudes, terminaran por controlarlos a ellos.
Les pediría que aprendan que bastan unos pocos segundos para producir heridas profundas en las personas que amamos y que pueden tardar muchos años en ser sanadas.
Que perdonar, se aprende practicando, que hay gente que los quiere mucho; pero que simplemente no sabe cómo demostrarlo.
Que aprendan que el dinero lo compra todo, menos la felicidad y la salud.
Que aprendan que a veces cuando están molestos, tienen derecho a estarlo, pero eso; no les da derecho a molestar; a la gente que está cerca.
Que aprendan que los grandes sueños no requieren de grandes alas, sino; de un tren de aterrizaje para lograrlos.
Que aprendan que amigos de verdad, son escasos; quien ha encontrado uno; a encontrado un verdadero tesoro.
Les pediría que aprendieran a que no siempre es suficiente ser perdonado por otros, algunas veces; debemos perdonarnos a nosotros mismos.
Que aprendan que son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen.
Que aprendan que de lo que siembran, cosechan, si siembran chismes cosecharan intrigas, si siembran amor, cosecharan felicidad. Que la verdadera felicidad no es lograr sus metas, sino; aprender a ser feliz con lo que tienen.
Que la felicidad no es cuestión de suerte, sino; producto de sus decisiones. Ellos deciden ser felices con lo que son y tienen, o morir de envidia y celos por lo que les falta.
Que dos personas pueden mirar a una misma cosa y ver algo totalmente distinto, que aprendan que, sin importar las consecuencias, aquellos que son honestos consigo mismos llegaran lejos en la vida.
Que aprendan que a pesar; de que piensen que no tienen nada más que dar, cuando un amigo llora con ellos, encuentren la fortaleza para vencer sus dolores.
Que aprendan que retener a la fuerza a las personas que aman, las alejan más rápidamente de ellos y el dejarlas ir, las deja para siempre al lado de ellos.
Que a pesar; de que la palabra amor pueda tener muchos significados distintos, pierde valor cuando es usada en exceso.
Que aprendan que amar y querer, no son sinónimos, sino; antónimos. El querer lo exige todo, el amar lo entrega todo.
Que aprendan que nunca, harán nada tan grande para que Dios los ame más; ni nada tan malo; para que los ame menos, simplemente los amo, a pesar; de sus conductas.
Y que aprendan que la distancia más lejana que puedan estar de mí, es la distancia; de una simple oración, para tenerme dentro.
Y así en un encuentro profundo, tomados de las manos, nos miramos y continuamos en silencio.
Mariano Osorio
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