"Ventana abierta"
La Buena Semilla
He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
Isaías 38: 17
Libres de culpabilidad
A menudo la cristiandad es acusada de fomentar la cultura de la culpabilidad para mantener a la gente en un temor continuo. ¡Pero afirmar esto significa no conocer la Biblia y su mensaje!
Es cierto que hasta la venida de Jesucristo a la tierra, la ley dada por Dios al pueblo de Israel exigía un sacrificio por parte de todo hombre que había pecado. Se trataba de confesar la culpa y ofrecer un sacrificio para apaciguar al Dios santo. Era necesario repetir esos sacrificios cada vez que se cometía un pecado. La ley divina sirve efectivamente para mostrar que todo el mundo es culpable ante Dios (Romanos 3: 19).
Después de la muerte de Jesús en la cruz, todo cambió… La maldad de los hombres fue demostrada; pero al dar su vida, Jesús borró definitivamente todos los pecados de los que creen en él. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8: 1). Aquí la Biblia dice claramente que ninguna culpabilidad recae sobre el creyente y que ningún juicio le espera: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación” (Juan 5: 24).
Soy cristiano, sé que he pecado y que todavía peco a menudo. Pero también sé que la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, me purifica de todo pecado, si se los confieso (1 Juan 1: 7). Dios declara: “Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (Hebreos 10: 17).
“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Prov. 28: 13). Si aún no conoce la salvación y se siente culpable ante Dios, crea en su Hijo Jesús, y será liberado para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario