"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Echando toda vuestra ansiedad sobre él (Dios), porque él tiene cuidado de vosotros.
Considerad a aquel (Jesús) que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
Hebreos 12: 3
¿Está desanimado?
Cuando una prueba dura mucho tiempo, o cuando hacemos un trabajo agotador,
el cansancio llega y nos sentimos abatidos. En nuestro entorno social o
profesional quizá también suframos injusticias, burlas, acosos, y a veces,
incluso tenemos que luchar contra la degradación moral que va en aumento… La
vida cristiana “a contracorriente” de la sociedad nos exige mucha energía, y
con la fuerte presión no debemos ceder al deseo de abandonar.
Los grandes hombres de fe: Abraham, Moisés, Josué y David, también pasaron
por momentos de desánimo. La Biblia menciona el celo del profeta Elías y las
grandes victorias que Dios le permitió ganar, y luego añade: “se sentó debajo
de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Señor, quítame la
vida” (1 Reyes19: 4).
Si las circunstancias de la vida, difíciles o incluso felices, nos hacen perder el equilibrio, es porque el Señor deja de ser nuestro único apoyo. Nuestra relación con él mediante la lectura de la Biblia y la oración se debilitaron, tal vez debido al desánimo o, por el contrario, a la confianza en nosotros mismos. Por lo tanto, nos sentimos lejos de nuestro Dios, sin fuerza. Entonces, ¿qué debemos hacer? Clamar al Señor; él aumentará la fuerza de nuestra alma (Salmo 138: 3). Si constatamos que no podemos continuar solos, confiemos en el poder infinito de nuestro Señor y en su amor. “Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas… correrán, y no se cansarán” (Isaías 40: 31).
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