"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
ESTÁD DESPIERTOS EN TODO TIEMPO
5 « Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y
en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación. »
34 «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros,
35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.»(Lc. 21, 25-28. 34-36)
Así como Dios anunció en su Palabra, por medio de los Profetas, que llegaría el Día en que enviaría a su Hijo a la tierra para salvar a los hombres por la fe en Él, y sucedió infaliblemente en su Primera Venida, de la misma manera sucederá en su Segunda Venida, al fin de los tiempos, el “Día del Señor". Entonces, para estos anuncios, eligió Dios hombres como nosotros, pero que llenó sus oráculos de su Espíritu Santo y hablaron de parte suya...
Cuando Jesús vivió en Israel, fue Él mismo el que habló de su Segunda Venida y ya no con imágenes, sino que dijo claramente: “Ese Día verán al Hijo del Hombre venir en una nube con gran poder y gloria”... En estas Palabras sólo hay verdad y cumplida esperanza... Y para este momento, Jesús nos avisa cuál ha de ser nuestro comportamiento... Él sabe que el hombre no siempre está en lucha para vencer sus pasiones desordenadas: “juergas... inquietudes de la vida y todo lo que nos hace centrarnos en nosotros mismos”. Por ello, nos pide vigilancia para que no se emboten nuestros corazones y sólo veamos que existe únicamente la inmediatez en nuestra vida... ¡No, el Día del Señor está más allá y tiene su momento!...
Pero es curioso que, ante esta inminencia, habrá hombres sensatos que estarán vigilantes y en oración, de continuo deseo de unirse a Cristo y estar preparado para “recibirlo en cuanto llame a la puerta”. Esto, por otra parte, les dará mucha alegría, al ver venir “al Amado que por fin llega, porque se acerca la liberación final”; y su gesto será “levantar la cabeza” para ver con sus ojos lo que tanto estaba esperando...
¡No, el Día del Señor final, no es fuente de miedo, perplejidad y ansiedad para los siervos fieles que, creyeron, y creen que ¡Jesús es el Hijo de Dios y nos ama y viene para llevarnos a su gloria!... ¡La alegría de una esperanza ya cumplida nos hará rebosar de gozo y nuestro ser entero “se pondrá en pie ante el Hijo del Hombre”!...
¡Oh Señor, cuídanos en nuestro itinerario vital, pues sólo tu gracia es la que nos puede “hacer ver”, de forma eficaz, estas cosas que son verdad en nuestra vida y en la historia de todos los hombres y de todos los pueblos!... ¡No nos dejes vagar con la mente, en la insulsez de los “entretenimientos” que llenan muchas veces nuestro tiempo!... ¡Tú, eres el Señor de la historia humana y la conduces según tus misteriosos designios, que siempre son y serán de Amor y salvadores!...¡A tu misericordia y perdón nos acogemos, porque sabemos que ellos son donde muestras tu poder e inmensidad!... ¡Creemos Jesús en tu Palabra y bajo Ella nos refugiamos, pues ya nos está salvando!...
¡Qué así sea Jesús, Señor Nuestro, y el que nos rescata de todo mal!... ¡Amén, Amén!...
en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,
26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación. »
34 «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros,
35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.»(Lc. 21, 25-28. 34-36)
Así como Dios anunció en su Palabra, por medio de los Profetas, que llegaría el Día en que enviaría a su Hijo a la tierra para salvar a los hombres por la fe en Él, y sucedió infaliblemente en su Primera Venida, de la misma manera sucederá en su Segunda Venida, al fin de los tiempos, el “Día del Señor". Entonces, para estos anuncios, eligió Dios hombres como nosotros, pero que llenó sus oráculos de su Espíritu Santo y hablaron de parte suya...
Cuando Jesús vivió en Israel, fue Él mismo el que habló de su Segunda Venida y ya no con imágenes, sino que dijo claramente: “Ese Día verán al Hijo del Hombre venir en una nube con gran poder y gloria”... En estas Palabras sólo hay verdad y cumplida esperanza... Y para este momento, Jesús nos avisa cuál ha de ser nuestro comportamiento... Él sabe que el hombre no siempre está en lucha para vencer sus pasiones desordenadas: “juergas... inquietudes de la vida y todo lo que nos hace centrarnos en nosotros mismos”. Por ello, nos pide vigilancia para que no se emboten nuestros corazones y sólo veamos que existe únicamente la inmediatez en nuestra vida... ¡No, el Día del Señor está más allá y tiene su momento!...
Pero es curioso que, ante esta inminencia, habrá hombres sensatos que estarán vigilantes y en oración, de continuo deseo de unirse a Cristo y estar preparado para “recibirlo en cuanto llame a la puerta”. Esto, por otra parte, les dará mucha alegría, al ver venir “al Amado que por fin llega, porque se acerca la liberación final”; y su gesto será “levantar la cabeza” para ver con sus ojos lo que tanto estaba esperando...
¡No, el Día del Señor final, no es fuente de miedo, perplejidad y ansiedad para los siervos fieles que, creyeron, y creen que ¡Jesús es el Hijo de Dios y nos ama y viene para llevarnos a su gloria!... ¡La alegría de una esperanza ya cumplida nos hará rebosar de gozo y nuestro ser entero “se pondrá en pie ante el Hijo del Hombre”!...
¡Oh Señor, cuídanos en nuestro itinerario vital, pues sólo tu gracia es la que nos puede “hacer ver”, de forma eficaz, estas cosas que son verdad en nuestra vida y en la historia de todos los hombres y de todos los pueblos!... ¡No nos dejes vagar con la mente, en la insulsez de los “entretenimientos” que llenan muchas veces nuestro tiempo!... ¡Tú, eres el Señor de la historia humana y la conduces según tus misteriosos designios, que siempre son y serán de Amor y salvadores!...¡A tu misericordia y perdón nos acogemos, porque sabemos que ellos son donde muestras tu poder e inmensidad!... ¡Creemos Jesús en tu Palabra y bajo Ella nos refugiamos, pues ya nos está salvando!...
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