"Ventana abierta"
La Buena Semilla
La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.
Proverbios 4: 18
Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
1 Corintios 13: 12
Conocer la voluntad de Dios (3): Una presencia, no señales
Los senderos de montaña a menudo están marcados con líneas rojas, blancas, amarillas y a veces con flechas y cruces. Tres elementos son indicados: la continuación del camino, los cambios de dirección y los senderos prohibidos.
A veces nos gustaría que el camino de nuestra vida estuviese señalado de la misma manera, y pensamos: “¡Si solo pudiera saber qué sucederá mañana, eso me ayudaría a tomar buenas decisiones!”. Pero esto significaría salir de nuestra condición humana… pues el futuro pertenece solo a Dios.
El Señor conoce nuestra vida, pero no nos conduce como por un camino donde todo está trazado de antemano. No obstante, si reflexionamos, ¡el Señor Jesús nos propone algo mejor que las señales: ¡nos anima a seguirlo!
El que cree en Jesús no está solo. El Señor lo acompaña siempre, a partir del momento en que cree, y su deber es seguirle. Aceptarlo como su Maestro, escucharlo a través de su Palabra, orarle, vivir en su compañía, ¡tal es el secreto del discípulo de Jesús! Tendrá que vigilar para permanecer en la presencia de su Señor, para encontrar, o volver a encontrar, la comunión con él.
Cada día vivido con el Señor construye mi futuro. Buscar la voluntad de Dios significa, pues, andar con él, hasta el día en que, cuando hayamos llegado al cielo, veremos de manera retrospectiva, y bajo el enfoque divino, nuestro camino en la tierra.
(continuará el 27 de julio)
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