La Buena Semilla
Transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.
Romanos 12: 2
Conocer la voluntad de Dios (1):
Los faros alineados
La entrada de los barcos a ciertos puertos
marítimos solo es posible por medio de las “luces de alineación”. Se trata de
dos faros que determinan la dirección que debe seguir el barco. A veces incluso
hay una tercera luz para indicar con precisión el canal de entrada al puerto.
Así sucede con el cristiano que trata de discernir la voluntad de Dios:
- El primer faro es la Biblia. Dios nunca
conduce a un creyente por un camino contrario a lo que él dice en su Palabra.
La primera pregunta que debemos hacernos es, pues, esta: “¿El camino que quiero
emprender es conforme a lo que enseña la Palabra de Dios?”.
- El segundo faro es la convicción
interior. Mediante su Espíritu y la oración, el Señor da al creyente una
seguridad que se impone a él, a veces progresivamente. Esta convicción me dará
la libertad de pedir al Señor que me acompañe. Pero, ¿estoy dispuesto a seguir
la dirección que me muestre?
- El tercer faro son las circunstancias de
la vida. Cuando veo el segundo faro alineado con el primero, puedo avanzar,
pues dos luces alineadas deberían bastar para indicarme la dirección. Sin
embargo, a veces Dios interviene para ayudarme a ver claro (Jueces 6:
36-40). Estas circunstancias no son mi guía, pero Dios puede emplearlas para
animarme o advertirme.
Pero, ¡cuidado! No tratemos de invertir los
faros: ¡un barco que quiera pasar cerca del tercer faro antes de haber alineado
su trayectoria con los dos primeros, no encontrará el canal del puerto!
(mañana continuará)
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