"ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL MARTES DE LA NOVENA SEMANA DEL T.O. (1)
“Lo que es del César pagádselo al César, y lo
que es de Dios a Dios”.
“Lo que es del César pagádselo al César, y lo
que es de Dios a Dios”. Con esta frase lapidaria culmina la lectura evangélica
que nos propone la liturgia para hoy (Mc 12,13-17). Esta es una de esas frases
bíblicas que compiten por el premio a la más citada.
Jesús acababa de desenmascarar a sus opositores
con la parábola de “los labradores asesinos” que hubiésemos leído ayer (Mc
12,1-12) de no haber coincidido con la Fiesta de la Visitacion. Los sumos
sacerdotes, los escribas y los ancianos, “viendo que la parábola iba por
ellos”, se habían escabullido avergonzados. Pero, como sucede siempre con las
fuerzas del mal, estos no cejan en su empeño. Le enviaron unos fariseos y
herodianos para tratar de “entramparlo” y ver si fallaba para poder acusarlo.
Luego de adularlo (“Maestro, sabemos que eres
sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente
sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente”), como preparando el
camino para luego propinarle la zancadilla, le formulan la pregunta: “¿Es
lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?” Una pregunta
cargada, como todas las que siempre le formulan. Si contesta que sí, se echa en
contra al pueblo que resiente la opresión política de parte del Impero Romano.
Si contesta que no, se echa en contra a las autoridades romanas o, al menos a
las autoridades de Herodes, quien actuaba como “monigote” del Imperio, y podían
acusarlo de revolucionario, sedicioso, que fue lo que eventualmente lograron
(por ese cargo le fabricaron un caso y lo condenaron a muerte).
Jesús, maestro en el arte del debate, luego de
desenmascararlos (“¿Por qué intentáis cogerme?”), utilizando su estilo
habitual, pide que le traigan una moneda y les contesta con otra pregunta: “¿De
quién es esta cara y esta inscripción?” Le contestaron: “Del César”. Es ahí
cuando Jesús replica con su frase lapidaria.
Jesús nos está dando una lección de civismo; Él
reconoce la necesidad de una autoridad civil, necesaria para que haya orden
social, y nos pide que cumplamos con nuestros deberes ciudadanos (en Mt 17,27
Jesús manda a Pedro ir a pescar un pez, y le dice que pague el impuesto con la
moneda que encontrase en la boca del primer pez). Pero aprovecha para
recordarnos que no debemos mezclar ambos dominios. “Lo que es de Dios a Dios”.
La moneda que le muestran tiene una imagen
humana, la del César. Por eso el César recibe lo que le es lo propio. Pero aun
el emperador es imagen y semejanza de Dios, y su autoridad temporal proviene de
Dios, o es permitida por Dios (Cfr. Jn 19,11). Dios tiene su propia esfera
también, y esa esfera es prioritaria.
Si bien no debemos mezclar ambos dominios,
tampoco debemos contraponerlos. No debemos identificar la religión con los
intereses políticos (eso no quiere decir que los cristianos no debamos incursionar
en la política), como tampoco inmiscuir los intereses políticos en la religión.
El resultado es siempre desastroso. Crea una polarización en el pueblo en la
que quien único pierde es la religión, pues a los políticos poco les importa,
siempre que logren sus objetivos.
“Lo que es del César pagádselo al César, y lo
que es de Dios a Dios”.
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