"ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA DUODÉCIMA SEMANA DEL T.O. (1)
“No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros”.
En el Evangelio de
hoy (Mt 7,1-5). Jesús continúa impartiendo su enseñanza a los discípulos, como
una especie de secuela al sermón de la montaña que hemos venido leyendo.
En dicho sermón Jesús impuso unas exigencias de conducta que sus
discípulos tenían que seguir; exigencias que están basadas en el amor. Por eso
Jesús muy sabiamente nos advierte contra la tentación de creernos superiores a
los demás por el mero hecho de dar “cumplimiento” (“cumplo” y “miento”) a esas
exigencias, incurriendo de ese modo en la misma conducta que Él tanto criticó a
los fariseos.
Como siempre, Jesús no se anda con rodeos, va directo al grano: “No
juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la
medida que uséis, la usarán con vosotros”.
Siempre estamos prestos a juzgar, a criticar y condenar la conducta de los
demás, pero cuando se trata de nosotros mismos, consciente o inconscientemente
ignoramos, minimizamos, o justificamos nuestras faltas, no importa cuán graves
sean; utilizamos una vara distinta para medir nuestra conducta. ¡Nada más
reñido con la Ley del Amor que está subyacente en todo el sermón de la montaña!
Por eso en esta lectura Jesús nos invita a hacer un examen de consciencia
para discernir cuáles son las “vigas” que nublan el “ojo” que Dios puso en
nuestros corazones (Cfr.
Eclo 17,8-10) y nos impiden admirar la grandeza de su creación, y bendecirle y
alabarle. Una vez logremos identificar y retirar ese pecado que nubla nuestro
ojo, podremos ver la grandeza de su creación en nuestro prójimo, y valorar a
nuestros hermanos como criaturas de Dios, con la misericordia que Él espera de
nosotros. Entonces seremos acreedores a la Misericordia de Dios: “porque os van
a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con
vosotros”.
Una vez más encontramos a Jesús utilizando la palabra “hipócrita”, que
como dijéramos en una reflexión anterior significa “actor”, alguien que
representa algo que no es. Muchas veces nos miramos en un espejo y el reflejo
que vemos es el de la persona que creemos ser, no de quien somos en realidad.
En el Padrenuestro Jesús nos enseñó a orar al Padre diciendo: “Perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Es
decir, que seremos juzgados con la misma medida que nosotros juzguemos a
nuestros hermanos. Mientras juzguemos a nuestros hermanos con una vara distinta
a la que utilizamos para juzgarnos a nosotros mismos, estamos excluyéndonos de
la “comunión”, y de la promesa de Vida eterna que acompaña al mandamiento del
Amor. “Al atardecer de la vida seremos examinados en el amor” (San Juan de la
Cruz).
En esta semana que comienza, pidamos al Señor que nos llene de su Misericordia, de manera que podamos convertirnos en otros “cristos” (Cfr. Gál 2,20), y así poder mirar a nuestros hermanos desde la óptica del Amor y actuar de conformidad.
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