De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL JUEVES DE LA NOVENA SEMANA DEL T.O. (1)
La lectura evangélica
que nos propone la liturgia para hoy (Mc 12,28b-34) es la misma que
contemplamos el viernes de la tercera semana de Cuaresma. Nos dice la Escritura
que un escriba se acercó a Jesús y le preguntó cuál mandamiento es el primero
de todos. Los escribas tenían prácticamente una obsesión con el tema de los
mandamientos y los pecados. La Mitzvá contiene
613 preceptos (248 mandatos y 365 prohibiciones), y los escribas y fariseos
gustaban de discutir sobre ellos, enfrascándose en polémicas sobre cuáles eran
más importantes que otros.
Como dijéramos anteriormente, la respuesta de Jesús no se hizo esperar:
“‘Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor,
tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu
ser’ (Dt 6,4-5). El segundo es éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Lv
19,18). No hay mandamiento mayor que éstos”.
“Escucha…” Tenemos que ponernos a la escucha de esa Palabra que es viva y
eficaz, más cortante que espada de dos filos (Hb 4,12-13), que nos interpela.
Una Palabra ante la cual no podemos permanecer indiferentes. La aceptamos o la
rechazamos. No se trata pues, de una escucha pasiva; Dios espera una respuesta
de nuestra parte. Cuando la aceptamos no tenemos otra alternativa que ponerla
en práctica, como los Israelitas cuando le dijeron a Moisés: “acércate y
escucha lo que dice el Señor, nuestro Dios, y luego repítenos todo lo que él te
diga. Nosotros lo escucharemos y lo pondremos en práctica”. O como le dijo
Jesús a los que le dijeron que su madre y sus hermanos le buscaban: “Mi madre y
mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”
(Lc 8,21). Hay que actuar conforme a esa Palabra. No se trata tan solo de
“creer” en Dios, tenemos que “creerle” a Dios y actuar de conformidad. El
principio de la fe. Ya en otras ocasiones hemos dicho que la fe es algo que se
ve.
¿Y qué nos dice el texto de la Ley citado por Jesús? “Amarás al Señor tu
Dios”. ¿Y cómo ha de ser ese amar? “Con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente, con todo tu ser”. Que no quede duda. Quiere abarcar todas las
maneras posibles, todas las facultades de amar. Amor absoluto, sin dobleces,
incondicional. Corresponder al Amor que Dios nos profesa. Pero no se detiene
ahí. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Consecuencia inevitable de abrirnos
al Amor de Dios. El escriba lo comprendió: “amar al prójimo como a uno mismo
vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Por eso Jesús le dice: “No
estás lejos del Reino de Dios”.
La fórmula que nos propone Jesús es sencilla. Dos mandamientos cortos.
Cumpliéndolos cumplimos todos los demás. La dificultad está en la práctica. Se
trata de escuchar la Palabra y “ponerla en práctica”. Nadie dijo que era fácil (Dios
los sabe), pero si queremos estar cada vez más cerca del Reino tenemos que
seguir intentándolo.
Que no se diga que no intentamos…
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