"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES ENTRAR EN UNA IGLESIA, SENTARTE EN EL PRIMER BANCO Y HABLAR CINCO MINUTOS CON EL SEÑOR
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
EL CALOR DEL HORNO
Este año sor Agustina es mi compañera de oraciones. Como
hemos explicado en otros retos, la compañera de oraciones es la que prepara los
regalos para el día de su cumpleños. Este año, he decidido no regalarle una
cosa acabada, sino preparar una cajita con un DIY (un lote para que te lo hagas
tú mismo).
Le estoy preparando distintas técnicas de manualidades,
y así ella podrá diseñar y elaborar regalos para sus amistades y familiares
hechas con sus propias manos.
Hoy me he centrado en la técnica de FIMO. Consiste en
una pasta que, a primera vista, es como plastilina, se trabaja igual, es fácil
de modelar y es agradable en las manos. Primero calientas la pasta en tus
manos, luego mezclas los colores y, al final, lo modelas. El resultado es un
precioso angelito, o una cruz... se pueden hacer muchas cosas. Pero falta un
último paso: pasar por el horno unos 30 minutos. Con el calor se seca y
endurece hasta quedar una pasta compacta y dura.
Por mucho que trabajes el modelado, la mezcla de
colores... si al final no pasas por el calor... no tienes nada, y con un
pequeño golpe se romperá.
Al final del día nos damos cuenta de cuántas cosas
hacemos, y a veces me pregunto: ¿por qué esto que era complicado ha salido bien
y, sin embargo, otra cosa más sencilla no ha salido bien? La clave es sencilla:
hay cosas que las vivo desde mí y otras que las paso por el horno.
Siempre nos toca modelar, pero a veces pensamos que está
todo en nuestras manos y... nos equivocamos. La obra no está acabada sin el
horno, y se rompe con facilidad.
En nuestra vida nos pasa lo mismo: trabajamos mucho,
hacemos millones de cosas, pero si el origen no está centrado en Cristo, al
final te romperás. En nosotros no hay ese calor para endurecer, solo en Cristo
lo encuentras.
Cristo es el principio y fin de todo lo que somos y
hacemos. La grandeza de nuestra vida es saber que somos criaturas y, por lo
tanto, reconocer a Dios en nuestra vida como Dios. Dejemos que Dios sea Dios y
descansemos en Él.
Seguro que tienes en el corazón alguna preocupación que
te hace sufrir, que no te deja descansar, que te lleva de cabeza... Por más
vueltas que le des, no creo que cambies casi nada. Es mejor ponerlo en “horno”
y dejar a Cristo que actúe. Tú ora por ello, háblale al Señor de ello y pídele
que lo solucione. Pídele unos ojos nuevos para ver cómo Él actúa, porque,
muchas veces, el dolor no nos deja ver al Señor actuar en nuestra vida.
El Señor quiere dar dureza y consistencia lo que vives,
porque todo lo tuyo lo ama y lo quiere dar vida.
Hoy el reto del amor es entrar en una iglesia, sentarte en el primer banco y hablar cinco minutos con el Señor. Déjale en el Sagrario todo lo que tienes en el corazón, pídele que actúe y que tú lo puedas ver. Pero... ¡cuidado!, no le des tú las soluciones al Señor, convéncete de que Él tiene la mejor solución para ti.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
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