"Ventana abierta"
DOMINICAS LERMA
Comentarios a la Palabra de Dios
DOMINGO XII (T. ORDINARIO)
CICLO B
- LA OMNIPOTENCIA DIVINA -
Primera Lectura Jb. 38, 1.8-11
1 Yahveh respondió a Job desde el seno de la tempestad y dijo:
8 ¿Quién encerró el mar con doble puerta,
cuando del seno materno salía borbotando;
9 cuando le puse una nube por vestido
y del nubarrón hice sus pañales;
10 cuando le tracé sus linderos
y coloqué puertas y cerrojos?
11 « ¡Llegarás hasta aquí, no más allá - le dije -,
aquí se romperá el orgullo de tus olas! »
(v. 1) - La liturgia de hoy se centra sobre la omnipotencia de Dios y señorío sobre el universo. La lectura de Job nos presenta la singular visión dada a Job en respuesta a sus lamentos e interrogantes por las graves desventuras que le han golpeado. Dios se le muestra como creador y amo de todo el universo y de todos los elementos y Señor de los mares que él confina a unos límites precisos.
- Es el modo antiguo de las teofanías de Jahvé en que se mostraba poderoso (Sal. 18, 8-16) (Sal. 50, 3) (Ez. 1, 4) (Ex. 13, 22; 19, 16).
(v. 8-11) - Son bellas imágenes de Jahvé increpando los mares y encerrándolos con doble puerta, como en otro tiempo con Moisés y Josué sostuvo las aguas del Mar Rojo y del Jordán respectivamente.
- La nube le puso por vestido y los nubarrones por pañales, imágenes hermosas en que toda la creación está al servicio de Dios (Sal. 104, 6-9).
- El límite del mar lo ha puesto Jahvé con puertas y cerrojos (Jb. 7, 12) (Pr. 8, 29).
- Job ante la réplica de Jahvé reacciona con una sumisión resignada. El cristiano añade la confianza y el abandono en la Providencia celeste de Jahvé.
Segunda Lectura: II Cor. 5, 14-17
14 Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron.
15 Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 Así que, en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así.
17 Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.
- Seguimos con la temática del domingo anterior. El pasado domingo hablábamos de la esperanza y hoy lo hacemos de la caridad dentro de los “resortes del apostolado”. En Cristo se ha llevado a cabo la reconciliación, que es toda una obra de amor.
(v. 14) - El Apóstol se muestra incansable, pues posee una fuerza extraña: el amor de Cristo que le sostiene e impulsa (Gal. 1, 20). El “murió por todos”, significa que entregó su vida por los hombres para salvarlos (Mc. 14, 24), pero también tiene el sentido de que murió en lugar de los que eran reos de muerte (Gal. 3, 13). Si murió Cristo en lugar de todos y por todos “todos han muerto”. Así la muerte en la cruz ha sido la muerte de toda la humanidad. En Cristo ha recaído sobre todos el juicio condenatorio de Dios (Gal. 2, 19).
(v. 15) - Pero la comunión de muerte crea la comunión de vida (Rm. 6, 8). Pero los que tienen ahora nueva vida no pueden vivir ya para sí mismos sino para el que murió y resucitó por ellos, Así deben hacer los cristianos a ejemplo de Cristo (Rm. 14, 7-8).
(c. 16) - Y sigue sacando Pablo nuevas conclusiones: si la vida anterior ha pasado para todos a nadie hay que juzgar por su pasado ni a nadie se juzga por su condición humana (origen racial, posición, prestigio, historia, riquezas). Todo esto no significa ya nada. Y así, respecto de Cristo, es decir, las relaciones con el Jesús terreno son ya accidentales (se defiende aquí Pablo al igual que ante los Gal. 1, 11-17 contra sus adversarios que afirmaban que su ministerio apostólico era inferior al de los doce, elegidos personalmente por Jesús, mientras vivía en la tierra). Por tanto, el haber sido tomado por el Jesús terreno no encierra privilegios ni ventajas comparado con el hecho de pertenecer a Cristo Resucitado que obra como el Espíritu en la Iglesia (3, 17).
(v. 17) - La nueva vida en Cristo nos ha traído una nueva creación que es la Iglesia. Así la renovación del mundo prometida por Dios y tan deseada por todos es ya una realidad. Mas ¿cómo es esto ante la realidad de las miserias, pecados y enemistad con Dios en este mundo? (I Cor. 7, 31). El mundo sólo pasará en una plenitud futura, todavía domina la muerte (I Cor. 15, 26) (II Cor. 2, 11) (Gal. 1, 4), pero también exhorta S. Pablo: (Col. 3, 3s.) Pues la nueva creación existe pero oculta en Cristo, la fe lo sabe con certeza y vive de ella (Rm. 6, 4). Pablo no es un soñador sino que predica el ahora de la salvación y el todavía no de su plenitud.
- La misma palabra de Dios dice: (Ap. 21, 5) hago todo nuevo y esta novedad es un presente constante. Dios siempre supera lo pasado en el perdón y en la nueva creación superando todo a pesar de las continuas negativas del hombre (I Jn. 3, 20).
Mc. 4, 35-40
35 Este día, al atardecer, les dice: « Pasemos a la otra orilla. »
36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él.
37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca.
38 El estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: « Maestro, ¿no te importa que perezcamos? »
39 El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: « ¡Calla, enmudece! » El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.
40 Y les dijo: « ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? »
- La comunidad creyente que ha entendido la doctrina de Jesús en parábolas y comprendido “el misterio del Reino de Dios” recibe ahora en acción ese poder salvífico de Dios en una especia de exorcismo cósmico que atañe a la naturaleza, es decir, calmando a la tempestad.
(v. 35-36) - Es la tarde del mismo día y Jesús aparece todavía en la barca a la que subió a causa de tanta gente (4, 1). El cap. 5 conecta con éste directamente, pues los discípulos alcanzan el país de los gerasenos, en la ribera oriental (5, 1), pero no se dice que ya debía de haber oscurecido. Lo importante de este relato es la experiencia única de los discípulos y también en la posteridad para la comunidad de que Jesús es soberano de la tempestad y del mar, con un poder que provoca el estremecimiento ante su persona y una invitación a una fe y confianza en su Señor sin temores.
(v. 37) - La explicación natural de que estas tempestades violentas se levantan repentinamente en el lago de Genesaret y que pasan con la misma rapidez, no explica la reacción de los discípulos, hombres rudos, hechos a estas experiencias por ser pescadores.
(v. 38) - Aparecen dos reacciones: la primera de una angustia de muerte y después de hecha la calma otro “temor”, el pasmo ante quien ha realizado todo aquello con unas breves palabras de mando. Es la misma reacción que tuvo el pueblo ante las primeras expulsiones de los demonios (1, 27). Vence al viento y al mar y a las potencias del mal.
- Mas Jesús se presenta como un hombre: se duerme después de un día agotador de predicar, sobre el cojín duro en que se sientan los remeros y su sueño es tan profundo que no se despierta ni con el estruendo de la tempestad y las olas. Pero al despertarlo, se comporta de forma singular. En Jonás y otras narraciones es la oración piadosa o el mismo Dios el que salva de un seguro naufragio, pero aquí es alguien que actúa en nombre de Dios. ¿Quién es éste? se preguntan ante este poder secreto, una epifanía.
(v. 39) - Jesús “increpó” al viento y al mar. Es la misma palabra que aparece en los exorcismos (1, 25; 9, 25) en la expulsión demoníaca. Y el resultado de esta palabra es un efecto maravilloso “y se calmó el viento y sobrevino una gran bonanza”.
(v. 40) - Es tanto una experiencia como una instrucción a sus discípulos. Jesús les reprocha el miedo y la cobardía: desfallecen en su fe, su fe en Jesús necesita ser una fe carismática y fuerte (11, 23), pues se verá combatida pese a la proximidad del Señor. Ha de ser fe inquebrantable en medio de la existencia en el mundo (c. 13) con persecuciones y tribulaciones, pues la aparente debilidad de su Maestro que se encamina a la Cruz y a la muerte, es sostenida por la fe en su resurrección.
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