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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 29 de junio de 2020

REFLEXIÓN PARA LA SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES. 29 - Junio - 2020

"Ventana abierta"


De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA LA SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES.  


La pequeña iglesia que se yergue a orillas del lago de Galilea y aparece en la foto de arriba, está construida sobre la roca del primado de Pedro, el lugar en que Jesús pronunció las palabras que leemos en el evangelio (Mt 16,17-19) que nos propone la liturgia de hoy: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

Hoy celebramos la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, los dos pilares sobre los que descansa la Iglesia que fundó Jesús.

Pedro era un pescador que se ganaba la vida practicando su noble oficio en el lago a cuya orilla Jesús le instituye “piedra” y cabeza de su Iglesia, no por sus propios méritos, sino porque Jesús reconoce que el Padre le ha escogido: “… porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo”.

Dios llama a cada uno de nosotros a desempeñar una misión. Esa es nuestra vocación. La palabra “vocación” viene del verbo latín “vocare”, que quiere decir “llamado”. Cómo Dios nos escoge, y cómo decide cuál es nuestra vocación es un misterio. Pero lo cierto es que, al igual que sucedió con Pedro, Dios no siempre escoge a los más capacitados; más bien capacita a los que escoge, dándoles los carismas necesarios para llevar a cabo su misión (Cfr. 1 Cor 12, 1-11).

Cristo ofreció su sacrificio máximo por la salvación, no solo de los suyos, sino por toda la humanidad; por ti, y por mí. El mensaje tenía que llegar a todos los confines de la tierra, la Iglesia tenía que ser “católica”, que quiere decir “universal”. Y para esa tarea escogió a esa otra columna de la Iglesia, Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles.

La segunda lectura (Tm 4,6-8.17-18) nos muestra cómo Dios guía y protege en su misión a los que Él escoge y escuchan su llamado: “El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén”.

Si Cristo se presentara hoy ante ti y te preguntara: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” ¿Qué le contestarías? Pedro y Pablo ofrecieron su vida por predicar y defender esa verdad. ¿Estás tú dispuesto a hacerlo?

Cuando estés listo para partir al encuentro definitivo con el Señor, ¿podrás decir como Pablo: “He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe”?

Que pasen una hermosa semana llena de bendiciones.

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