"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES
ABRIR TU VIDA A CRISTO
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
¿A MANO O A MÁQUINA?
El viernes pasado, como era el día del Corazón de Jesús,
hicimos un día de fiesta: nos fuimos por la mañana a la huerta, después a comer
bajo la sombra del enorme nogal, y, de sobremesa, nos pusimos con algún
juego...
Por la mañana a mí me tocó pasar la máquina desbrozadora
y, mientras iba cortando las hierbas altas de los bordes del camino, pensaba:
-¡Qué maravilla esto de las máquinas... ! -y me sentía
hasta aliviada al pensar que aquello mismo antes lo tenían que hacer a mano, y
el trabajo del campo es muy duro.
Me daba cuenta de que la maquinaria viene en ayuda del
hombre, pues la máquina pone la fuerza y la potencia, y hace el “trabajo duro”.
Nuestra vida interior es como un pequeño huerto que
necesita sus cuidados. Tantas veces en la vida espiritual hemos pensado que
tenemos que ser nosotros los que arranquemos esas malas hierbas, los que
cambiemos nuestra vida, los que corrijamos determinadas conductas en nuestro
ser... y, sin embargo, a cada intento de trabajarnos por nuestra propia cuenta,
le sigue su fallo. Hemos pensado que para que el Señor nos amase teníamos que
presentarnos ante Él bien arreglados y convertidos.
Pero, poco a poco, uno se viene dando cuenta de que,
pretender ser perfecto por mis propias fuerzas, es como trabajar una huerta, no
ya con una herramienta de mano, sino con un tenedor... ¡Es un imposible! Pues
puedo hasta lograr dar una imagen externa de perfección, pero, en el fondo, el
corazón no lo puedo transformar.
Sin embargo, la buena noticia es que al Señor le encanta
trabajarnos por dentro, Él nos ama así como somos y como estamos.
Y si le dejamos, si le abrimos la puerta de nuestro
jardín interior, Él será la máquina que ponga toda la fuerza y la potencia para
trabajarlo. De modo que, ciertamente, yo tengo que querer trabajar mi interior,
pero en realidad Él será quien haga todo.
Hoy el reto del amor es abrir tu vida a Cristo. Dejar
que sea Él quien entre y, desde dentro, pueda ir colocando cada cosa en su
sitio, pueda ir trabajándote.
Soltar la vida en Sus manos suena fácil; sin embargo, es
lo más difícil, pues se trata de rendirme a intentarlo por mi cuenta, y así
desapropiarme de todo lo mío y dejar que le pertenezca a Cristo. Cuando
entregas tu vida al Señor, tu corazón descansa y hasta te comienzas a querer
más, al experimentar que así, sin imagen, te ama Él. Y puedes tenerte
paciencia, pues sabes Quién está ahí dentro trabajando. ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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