"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
CORAZÓN SAGRADO DE JESÚS
25 En aquel tiempo, tomando Jesús la
palabra, dijo: « Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a
pequeños.
26 Sí, Padre, pues tal ha
sido tu beneplácito.
27 Todo me ha sido
entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre
le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.
28 « Venid a mí todos los
que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
29 Tomad sobre vosotros mi
yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas.
30 Porque mi yugo es suave
y mi carga ligera. » (Mt. 11,25-30)
Hablar del “Sagrado Corazón de Jesús” es entrar dentro
de un horno de Caridad, de Misericordia, de Mansedumbre y Humildad, de Dulzura
y Paz, de un seno cálido y blando donde reposan “todos los que están cansados y
agobiados de la vida”, los que prueban el dolor y los sufrimientos, que
ineludiblemente nos llegan a todos un día, en la hora de Dios, en “la hora de
gracia”, en la que tantos apoyos que tuvimos, que eran sólo humanos, se nos
desploman y sólo nos queda, para mantener la fe y la esperanza, ese blando
refugio que es el Corazón de Jesús… En este momento, todas las connotaciones
“suaves” son revestidas también de un poderío y una fuerza divina, que fueron
las que hicieron posible la creación de todos los seres y la re-creación por
Cristo, de todo lo que quedó manchado por el pecado e incapaz de acercarse a
Dios por sí mismos…
La experiencia del pobre, de cualquier pobreza en que se
halle, es encontrar en su aspereza un Dios que no asusta e invita en verdad a
salir a la luz: “venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os
aliviaré”… Y cuando se acoge esta oferta que el Espíritu Santo nos regala,
entramos en una atmósfera y un consuelo que no son de la tierra, por ello
sentimos que nos apoyamos en una Roca firme, un Dios que lo puede todo, que lo
sabe todo, que “ama a todos los seres y no odia nada de lo que ha hecho”, sino
que con su poderío puede salvar todo…
¡Y ya sabemos con qué poder nos ha salvado!: ¡Con la
mansedumbre de un Cordero que ha derramado toda su Sangre por Amor a todas sus
criaturas, que estaban manchadas por el pecado, el pecado de un “ego sublimado”
que “no sabía lo que hacía”!…
¡Este Cordero Divino, es el Corazón de Jesús!… “¡Por
tanto, acerquémonos al Trono de la gracia para alcanzar Misericordia, que nos
auxilie en el tiempo oportuno!”… “¡Y éste es el Tiempo de la gracia, éste es el
Día de la salvación!”…
El momento en el que el Corazón de Jesús no se encontró,
se hizo “el encontradizo” con nosotros, porque siempre la iniciativa parte de
Dios…, ese Día hemos “nacido de nuevo”, porque el Espíritu Santo nos visitó con
su Soplo Divino… Todo fuera puede seguir igual, pero dentro de mí hay “una
criatura nueva”, que ha experimentado, como anticipo del Cielo, a qué saben las
Entrañas del Corazón de Jesús… ¡Cómo su Misericordia es capaz de cambiar al
hombre entero!: “Te convertirás en otro hombre”, sin dejar de ser “tú mismo”…
¡¡Haz Señor, por tu Bondad, esta obra de Amor y
Misericordia en mí, en “el Día de Tu Visitación”!!…
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