Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.
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Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.
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No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)
jueves, 16 de julio de 2020
Historia de la Virgen del Carmen. Jueves, 16 - Julio - 2020
"Ventana abierta"
Historia de la Virgen del Carmen DEL OPUS DEI 16 - Julio - 2020.
La Virgen del Carmen es la Virgen María, la Madre de Jesús y por ello Madre Nuestra.
Las distintas advocaciones que Ella recibe son producto del lugar y del mensaje que Ella nos trae. Así en distintos momentos de la historia Ella se ha mostrado vestida de diferentes maneras, es por esta razón que se le conoce con distintos nombres o advocaciones como por ejemplo La Virgen del Carmen, que toma su nombre en alusión al Monte Carmelo.
Sobre sus orígenes, en el Primer Libro de los Reyes, se habla del profeta Elías, de la gran sequía que sufría el país y de los sacrificios ofrecidos en el Monte Carmelo. Fue entonces que Elías prometió a Dios que el rey Ajaab y el pueblo abandonarían al dios Baal para que Él terminara con la sequía que asolaba a la región. Después de varias veces que Elías subió al monte, apareció una gran señal :
"Cuando volvió la séptima vez, subía desde el mar una nubecita no más grande que la palma de la mano" (1 Rey 18,44)
A partir de entonces el Monte Carmelo –ubicado al oeste del lago Galileo y cuyo nombre significa jardín- se convirtió en un lugar sagrado, hasta donde llegaron a vivir ermitaños que se dedicaban a rezar y que con el paso de los siglos fueron llamados carmelitas.
Estos hombres que se entregaron a la oración y a la penitencia en el desierto, comenzaron con los años a invocar a María con el nombre de “Santísima Virgen del Monte Carmelo”.
En el siglo XIII, el Patriarca Latino de Jerusalén, delegado papal en Tierra Santa, les pidió a los ermitaños del Monte Carmelo que ordenaran su estilo de vida, lo cual se concretó gracias a los Papas Honorio III e Inocencio IV. De esta manera, nació la orden religiosa de los Padres Carmelitas, que se extendió por el mundo tanto en su rama masculina como femenina.
Posteriormente en el S. XVI Santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia es la reformadora del Carmelo descalzo reimpulsando la fuerza de su regla original, de oración y clausura. Y es así como se difunde a América.
En 1690, la rama femenina carmelita se extendió a Chile, fundando el primer monasterio chileno “El Carmen Alto de San José” en Santiago. Con el tiempo y la abundancia de las vocaciones nacieron otros conventos, viniendo desde el Monasterio de Los Andes, nuestra primera santa, Teresa de Jesús de Los Andes.
Respecto del origen del mensaje de la Virgen del Carmen, éste está en Inglaterra. El domingo 16 de julio de 1251, San Simón Stock, Superior General de los Padres Carmelitas del convento de Cambridge, estaba rezando por el destino de su orden, cuando se le apareció la Virgen María.
Estaba Ella vestida de hábito carmelita, llevaba al Niño Jesús en sus brazos y en su mano el Escapulario, que le entrega diciendo: “Recibe hijo mío este Escapulario de tu orden, que será de hoy en adelante señal de mi confraternidad, privilegio para ti y para todos los que lo vistan. Quien muriese con él, no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación, amparo en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto sempiterno ”. (Novena de Nuestra Señora del Carmen, Santiago, Carmelitas descalzos, 1942, pag. 30; Matte y Domínguez, El Escapulario del Carmen, pág. 9).
Fiesta 16 de julio: Virgen del Carmen
La historia de la Virgen del Carmen nace con el profeta Elías, en el Antiguo Testamento.
Virgen del Carmen. Foto: Flickr (archivalladolid CC)
San Josemaría afirmaba sobre esta advocación de la Virgen María que “pocas devociones marianas tienen tanto arraigo entre los fieles y tantas bendiciones de los Pontífices”. El escapulario del Carmen es una manifestación de la protección de la Madre de Dios a sus devotos. El 16 de julio de 1251 la Virgen se apareció a San Simón Stock, y le dijo: “El que muera con él no padecerá el fuego eterno”.
Alude a este hecho el Papa Pío XII cuando dice: “No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen”.
También reconocida por Pío XII, existe la tradición de que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expían en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte. El escapulario del Carmen es un sacramental.
Cinco textos de san Josemaría para la fiesta de la Virgen del Carmen
Madre! -Llámala fuerte, fuerte. -Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha.
Camino, 516
Lleva sobre tu pecho el santo escapulario del Carmen. —Pocas devociones —hay muchas y muy buenas devociones marianas— tienen tanto arraigo entre los fieles, y tantas bendiciones de los Pontífices. —Además ¡es tan maternal ese privilegio sabatino!
Camino, 500
No estás solo. -Lleva con alegría la tribulación. -No sientes en tu mano, pobre niño, la mano de tu Madre: es verdad. -Pero... ¿has visto a las madres de la tierra, con los brazos extendidos, seguir a sus pequeños, cuando se aventuran, temblorosos, a dar sin ayuda de nadie los primeros pasos? -No estás solo: María está junto a ti.
Camino, 900
Permíteme un consejo, para que lo pongas en práctica a diario. Cuando el corazón te haga notar sus bajas tendencias, reza despacio a la Virgen Inmaculada: ¡mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! -Y aconséjalo a otros.
Surco, 849
Nuestra Madre es modelo de correspondencia a la gracia y, al contemplar su vida, el Señor nos dará luz para que sepamos divinizar nuestra existencia ordinaria. A lo largo del año, cuando celebramos las fiestas marianas, y en bastantes momentos de cada jornada corriente, los cristianos pensamos muchas veces en la Virgen. Si aprovechamos esos instantes, imaginando cómo se conduciría Nuestra Madre en las tareas que nosotros hemos de realizar, poco a poco iremos aprendiendo: y acabaremos pareciéndonos a Ella, como los hijos se parecen a su madre.
Imitar, en primer lugar, su amor. La caridad no se queda en sentimientos: ha de estar en las palabras, pero sobre todo en las obras. La Virgen no sólo dijo fiat, sino que cumplió en todo momento esa decisión firme e irrevocable. Así nosotros: cuando nos aguijonee el amor de Dios y conozcamos lo que El quiere, debemos comprometernos a ser fieles, leales, y a serlo efectivamente. Porque no todo aquel que dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; sino aquel que hace la voluntad de mi Padre celestial.
Hemos de imitar su natural y sobrenatural elegancia. Ella es una criatura privilegiada de la historia de la salvación: en María, "el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". Fue testigo delicado, que pasa oculto; no le gustó recibir alabanzas, porque no ambicionó su propia gloria. María asiste a los misterios de la infancia de su Hijo, misterios, si cabe hablar así, normales: a la hora de los grandes milagros y de las aclamaciones de las masas, desaparece. En Jerusalén, cuando Cristo —cabalgando un borriquito— es vitoreado como Rey, no está María. Pero reaparece junto a la Cruz, cuando todos huyen. Este modo de comportarse tiene el sabor, no buscado, de la grandeza, de la profundidad, de la santidad de su alma.
Tratemos de aprender, siguiendo su ejemplo en la obediencia a Dios, en esa delicada combinación de esclavitud y de señorío. En María no hay nada de aquella actitud de las vírgenes necias, que obedecen, pero alocadamente. Nuestra Señora oye con atención lo que Dios quiere, pondera lo que no entiende, pregunta lo que no sabe. Luego, se entrega toda al cumplimiento de la voluntad divina: "he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". ¿Veis la maravilla? Santa María, maestra de toda nuestra conducta, nos enseña ahora que la obediencia a Dios no es servilismo, no sojuzga la conciencia: nos mueve íntimamente a que descubramos la libertad de los hijos de Dios.
Es Cristo que pasa, 173
Nuestra Madre lo puede todo
Con motivo de la fiesta de la Virgen del Carmen reproducimos un texto de Mons. Álvaro del Portillo sobre la oración mariana del “Acordaos”.
NOTICIAS
Mons. Álvaro del Portillo saluda a un matrimonio
“Dejadme que me detenga en sugeriros unas consideraciones sobre una (…) Costumbre mariana, que refleja de modo admirable dos características esenciales (…): la fe en la poderosa intercesión de la Virgen y la ardiente caridad fraterna. Me refiero (…) a la oración Memorare, de tanta raigambre en la Iglesia (…)
Toda nuestra fe se pone en ejercicio, al vivir esta Costumbre (…). Acudimos a la Santísima Virgen porque sabemos que es la Madre de Dios y, por tanto, con su intercesión ante el trono divino, es la Omnipotencia suplicante: María -¡qué seguridad y qué gozo da esta certeza!- alcanza todas las gracias que pide, porque la Trinidad Beatísima no niega nada a quien es Hija predilecta de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo. Al mismo tiempo -¡saboreadlo cada día con nuevo gusto!-, esa Criatura poderosísima es nuestra Madre: nos la ha dado Cristo antes de morir en la Cruz. Como Madre de Dios, lo puede todo; como Madre nuestra, nos concede cuanto necesitamos para ser felices, para alcanzar la salvación eterna.
“(…) Este Año Mariano es buena ocasión, teniendo ante nuestros ojos el ejemplo de fe de la Virgen, para acrisolar nuestro espíritu de fe. Pregúntate con frecuencia: ¿rezo con la seguridad de que mis plegarias son atendidas por Dios? ¿Persevero en la oración por la Iglesia(…)? ¿Puedo asegurar, como san Josemaría, quetodo lo fiamos nosotros a la oración?(Instrucción, 9-I-1935, n. 259) (Carta, VII-1987)
Oración de San Simón Stock a la Virgen del Carmen)
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